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sábado, 26 de mayo de 2012

Artículo de Luis Lisón en "La Opinión"

El diario "La Opinión de Murcia", publica hoy el siguiente artículo:
Como en el montaje han surgido algunos cambios, algunos de los cuales alteran el sentido de lo que queríamos expresar, lo insertamos íntegro a continuación.

La milagrosa imagen de Ntra. Sra. de la Arrixaca
Luis Lisón Hernández
Vicepresidente de la ACORM y Arrixaco

Hace unos días, el Centro de Restauración de la Comunidad Autónoma de Murcia, hizo solemne entrega de la imagen a la parroquia de San Andrés, tras los nueve meses pasados en sus instalaciones para llevar a cabo la ansiada 'puesta a punto'.
Con el meticuloso proceso se han conocido algunos aspectos novedosos de la escultura, entre los cuales nos ha llamado la atención el de haber sido tallada en madera de nogal, pues hasta ahora se decía que era de albaricoquero o peretero.
A lo largo de su dilatada existencia, son numerosos los sucesos de tipo milagroso que se le han atribuido, algunos de los cuales son leyendas que el vulgo fue trasmitiendo de generación en generación. Asimismo Alfonso X el Sabio en su cantiga 169 narra algunos hechos de este tipo, que son bastante conocidos.
Pero los más verosímiles son los recogido por el presbítero don José Villalva y Córcoles, pues cuando los escribe –1725-1730–, no hace muy años que tales milagros sucedieron, y están presentes en la memoria de las gentes, y aún en la del propio autor del manuscrito. Se añade a ello, la precisión de las fechas que cita, e incluso el nombre y apellido de los protagonistas.
Cronológicamente, del más antiguo al más reciente, el primero se remonta al 21 de abril de 1684, cuando al retornar la imagen al Convento de San Agustín, uno los sacerdotes que portaban las andas, llamado don Diego Muñoz Corbalán, sufrió un vómito de sangre que le puso a las puertas de la muerte. Llevado a la sacristía de la iglesia conventual, se encomendó a la Virgen, y le ofreció pintar un cuadro si lo salvaba. En pocos minutos quedó completamente libre de su enfermedad, y no mucho después cumplida la pictórica ofrenda.
Tres años después, en 1687, cierto sujeto robó las joyas de la imagen, y huyó con ellas. Enterada la comunidad agustina a la mañana siguiente, salieron los frailes en diferentes direcciones para tratar de localizar al autor del sacrílego hurto. Uno de ellos, fray Francisco Cardona, Procurador del convento, fue por la puerta de Castilla en dirección a Molina. Al pasar por cierto lugar escuchó una voz que lo llamaba por su nombre, y localizó al ladrón, que arrodillándose a sus pies le entregó las joyas, asegurándole a la vez, 'que mucho tiempo había caminado por aquel paraje sin acertar a salir de él, de lo que se hallaba confuso y turbado'.
A principios de abril de 1693, una tarde, se movió un aire huracanado que amenazaba derribar todos los edificios. Durante aquella tarde y noche quedaron arruinadas diversas casas, llegando el huracán hasta el mismo camarín de la Arrixaca, y con violencia abrió las puertas y arrebató de él a la Virgen y sus andas, y llevándolo todo por el aire, sin dañar el altar donde estaba colocado el Santísimo Sacramente, lo colocó en el suelo y centro de la capilla sin daño alguno, pese a la considerable altura de su emplazamiento.
En el año 1695, a principios de marzo, llevaron a la Arrixaca hasta la Catedral en rogativa, por la gran sequía que asolaba los campos de Murcia, Lorca y Cartagena. Allí estuvo durante dos meses sin que lloviese una sola vez, pero ocurriendo el hecho milagroso de que cada mañana caía un rocío muy abundante, que salvó las cosechas y dio grandes frutos.
Estando preparando la comunidad agustina el Monumento para la Semana Santa del año 1708, ocurrió que dos novicios llamados fray José Vargas y fray Francisco López, cuando se hallaban sobre una escalera, apoyada a su vez sobre una mesa, todo se rompió y vino a tierra, quedando uno de ellos asido al clavo que acaba de poner en lo alto de la pared, y el otro cogido a las piernas del primero. En tal trance, y a gritos, se encomendaron a la Arrixaca, y quiso la providencia divina que aguantasen así hasta que traída otra escalera fueron recogidos sanos y salvos.
Finalmente, en el año 1713, salió fray José Valera a recoger limosnas por el Campo de Murcia, y llegando a la heredad de Bartolomé del Baño, solicitó la caridad de este, quien lamentó no poder darle nada, ya que no se había cosechado trigo alguno, y tan solo 32 fanegas de cebada, que tenía recogidas en la era para entregarlas a un sujeto al que se las debía. Así despidió al fraile, pero como este insistiera, y le aseguró que la Virgen de la Arrixaca le multiplicaría el grano, le dio dos celemines y medio. Cuando aquel deudor apareció a cobrar su deuda, medida la cebada resultaron estar las 32 fanegas, y aún multiplicados los dos celemines y medio que había dado en limosna.

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