Intervención de Milagros Olmos
Buenas noches.
Muchas gracias a todos por venir a este homenaje que han tenido el
gusto de dedicar a mi madre “Juana la felicilla”.
En nombre de mis hermanas y en el mío propio quiero dar gracias a toda
la directiva de la Peña Flamenca,
(en especial al presidente Paco Avilés)
por este gran detalle; aunque ya el pasado año le hicieron entrega de una
preciosa placa que le hizo mucha ilusión, la cual, ha pasado a manos de su
nieta Noelia, una de las bailaoras
de Sucina.
Imagino que habéis pensado hacerle este homenaje a mi madre “Juana la
felicilla” porque realmente era única,
muy querida por el pueblo y todos los que la conocían.
Me gustaría que se recordase tal y como a ella le gustaría ser
recordada. Buena, servicial, alegre, e infinitamente graciosa. Siempre con sus
chistes, sus chinfonías y su
desparpajo.
El apodo de “felicilla” viene de sus antepasados, de Félix, aunque por su carácter, yo
prefiero relacionarlo con felicidad y alegría.
Mi madre afortunadamente fue muy feliz. ¿Quién no la recuerda siempre
corriendo de un lado para otro y hablando con ella misma?
De la tienda a casa:¡¡ “uff, ufff, que se me pega la sardina”!!
¿Y sus anécdotas?
Olvidarse de la leche hirviendo e irse a lo Montanaro a coger tomates
para hacer conserva, o poner los huevos a cocer... salir “un momento” (según
ella) y regresar mi padre del trabajo y encontrarse con la tortilla pegada al
techo.
Anécdotas, que pasado el susto del principio, le hacían reír durante
semanas.
Un día cuando iba a comprar pan, se encontró un pajarillo, lo cogió y
se lo echó al bolsillo. Cuando llego a la panadería sus primeras palabras
fueron: !!qué calorrr!! atenderme ligeros ¡¡que se me asfixia el pájaro!!. Susi
y Paco empezaron a reír y mi madre muy en su sitio metió su mano al bolsillo y sacó
el pájaro.
Aún comenta la panadera esa chirigota de mi madre.
Le encantaba la fiesta, el cante, los bailes y todo lo relacionado con
el folklore.
El mayor disgusto de su vida podría consistir en que tuviese planes de
fiesta y a cualquiera de nosotras le dieran unas simples anginas con fiebre y
no pudiera asistir.
Esta gala “de flamenco va” no se la ha perdido ningún año, excepto
este y aún así creo que por algún rincón nos está viendo y disfrutando de esta
noche.
En el último año de su vida tuvo muchos sueños y todos relacionados
con la fiesta. Lo bueno para ella es que creía que era realidad y se lo pasaba
en grande.
Nosotras, sus hijas disfrutábamos cuando nos contaba sus sueños,
asimilando lo mejor que podíamos el problema de salud que veíamos venir.
El último sueño que nos contó fue que veía a sus nietas bailando
flamenco y otra nieta de su hermana Concha tocando las postizas. Les hicieron
muchas palmas y ella toda emocionada se lo pasó muy bien.
Otro día nos dijo que la noche anterior había ido la banda de música,
junto con el alcalde y su ahijada Marisol, a su puerta, a recogerla para un
desfile de modelos y que le tocaron tres pasodobles preciosos. Le habían echado
muchas fotos y estaba muy contenta
A veces decía; que su yerno Ginés se la llevaba a hacer ejercicio de
bicicleta y que eso no le gustaba mucho pero que tenía que ponerse en forma
para la fiesta.
Así, y así... infinidad de cosas por el estilo.
Digo esto; para que queden tranquilos todos los que la quisieron.
Sepan, que murió tranquila, feliz y rodeada de mucho cariño.
Quiero dar las gracias a los dos, a mi padre y mi madre por darme las
fuerzas suficientes para decir estas palabras.
Gracias a todos.
Etiquetas: Sucina
<< Home