Tertulias de verano
Durante el periodo estival, pese a que el trabajo no nos abandona, la circunstancia de que los días tengan más horas de sol, permite que podamos dedicar algunos ratos a compartir momentos de tertulia con amigos o familiares de diversos lugares, aunque para ellos tales encuentros siempre tardan en producirse más de lo que les gustaría. A veces acudimos a la huerta de Blanca, donde es una delicia sentarnos alrededor de la mesa, hasta que la llegada de la medianoche nos recuerda que hemos de regresar a casa. Otras veces nos alejamos hasta el término de San Cayetano, en lo que fue campo de Murcia y ahora es jurisdicción de Torre Pacheco. Lógicamente no olvidamos Ojós, donde vistamos varios domicilios particulares y departimos durante horas con las gentes del lugar, conociendo de sus penas y alegrías. Los Pérez en San Javier y Los Sáez en San Pedro del Pinatar, son también citas obligadas varias veces al año. Procuramos asimismo acercarnos al Barrio de San Pedro, la antigua Cotillas medieval, y al caserío de Los Risos.
En ese periplo nunca puede faltar la tradicional tertulia en el Soto de los Pardos, donde estuvimos ayer miércoles, pues se estaba demorando más de lo que sería de desear la entrega a aquellos vecinos y amigos de algunos ejemplares de mis últimos libros. Nos juntamos allí cinco o seis matrimonios, a la placentera sombra de algunos árboles, para compartir recuerdos, sentimientos y amistad. Normalmente en los últimos tiempos elegimos la ruta que pasando por la Ermita de Nuestra Señora de la Consolación, nos lleva hasta el puente del Paraje, para, una vez atravesado, seguir por el camino que próximo al cauce del río Segura nos conduce hasta el citado Soto de los Pardos. Durante la ruta son numerosas las personas con las que nos cruzamos, que han salido a pasear y hacer un poco de ejercicio. Observamos como algunas de ellas aprovechan también para llevarse algunas frutas que les sirvan de postre en la cena, o de cena completa. También se deja notar que en los últimos tiempos se están cercando todos los bancales a uno y otro lado del camino, lo que produce una desagradable sensación de angostura. En muchas de las propiedades la fruta está sin recolectar o pudriéndose en el suelo, pues los fabricantes sólo la quieren pagando tarde y mal, como amargamente nos comentaban algunos agricultores. Y menos mal que este año no se han conocido muchos mosquitos, ni esas moscas chiquitinas que dan unos bocados de aúpa.
En ese periplo nunca puede faltar la tradicional tertulia en el Soto de los Pardos, donde estuvimos ayer miércoles, pues se estaba demorando más de lo que sería de desear la entrega a aquellos vecinos y amigos de algunos ejemplares de mis últimos libros. Nos juntamos allí cinco o seis matrimonios, a la placentera sombra de algunos árboles, para compartir recuerdos, sentimientos y amistad. Normalmente en los últimos tiempos elegimos la ruta que pasando por la Ermita de Nuestra Señora de la Consolación, nos lleva hasta el puente del Paraje, para, una vez atravesado, seguir por el camino que próximo al cauce del río Segura nos conduce hasta el citado Soto de los Pardos. Durante la ruta son numerosas las personas con las que nos cruzamos, que han salido a pasear y hacer un poco de ejercicio. Observamos como algunas de ellas aprovechan también para llevarse algunas frutas que les sirvan de postre en la cena, o de cena completa. También se deja notar que en los últimos tiempos se están cercando todos los bancales a uno y otro lado del camino, lo que produce una desagradable sensación de angostura. En muchas de las propiedades la fruta está sin recolectar o pudriéndose en el suelo, pues los fabricantes sólo la quieren pagando tarde y mal, como amargamente nos comentaban algunos agricultores. Y menos mal que este año no se han conocido muchos mosquitos, ni esas moscas chiquitinas que dan unos bocados de aúpa.
Etiquetas: Impresiones y sentimientos
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