La parroquia de San Onofre, de Alguazas, ha tenido muchos retablos a lo
largo de sus más de 500 años de existencia. Unos más meritorios que otros, pero
todos con un gran valor sentimental o histórico.
Pero sin duda alguna el que más debates y controversias ha suscitado, es
el que se inauguró tal día como hoy del año 1954, es decir, hace 65 años.
El retablo existente por entonces fue inaugurado, junto con el resto de
las obras de restauración de la iglesia parroquial, a las cinco de la tarde del
siete de marzo de 1940. Pero era muy modesto para los deseos y aspiraciones de
los vecinos, por lo que siendo cura párroco don Antonio Garre Ortín, se decidió la construcción de uno nuevo.
Las pretensiones se encaminaron hacia Nicolás Almansa Ramón (1905-1990), autor de numerosas obras, entre
las que podemos destacar el monumental Corazón de Jesús, del Castillo de
Monteagudo. El contrato de encargo y ejecución fue firmado por dicho artista y
la Junta Parroquial.
En tales cometidos, llegó a nuestro pueblo para auxiliar a don Antonio
Garre un joven sacerdote llamado don Antonio
Meseguer Montoya, que sería el que supervisaría las obras a partir de ese
momento. Surgiendo algunas dificultades que alargaron la fase final.
En principio se pensó inaugurarlo coincidiendo con las fiestas
patronales, pero viendo que no era posible, se atrasaron éstas para los días 10
y 11 de julio. Pero ese mes de demora resultó insuficiente, por lo que las
autoridades civiles y eclesiásticas demorasen tal evento para hacerlo coincidir
con las fiestas a la Patrona, Nuestra Señora del Rosario.
Llegó octubre y el retablo estaba sin ultimar, entre el desencanto de
los ansiosos feligreses, que habían sido quienes aportaron el dinero necesario
para la obra. A última hora el Ayuntamiento decidió asumir el coste de la
iluminación eléctrica, a base de tubos de neón adosados a las columnas por la
parte posterior, por importe de 5.000 pesetas, según acuerdo plenario de 17 de
diciembre.
Y llegó el día tan ansiosamente esperado, que fue, precisamente, el de
Nochebuena. Recuerda el cronista, que por entonces contaba 11 años, aquel
memorable día. Para no errar, seguiremos literalmente lo que cuenta la crónica:
«El señor obispo fue recibido a su llegada al
pueblo por el presidente de la Diputación, señor [Agustín] Virgili Quintanilla, que ostentaba la representación del Gobernador
civil y Jefe provincial; alcalde de Alguazas, señor [Cristóbal] González Campillo; cura párroco (sic,
por cura regente), señor [Antonio] Meseguer
Montoya, y otras autoridades y jerarquías locales.
Seguidamente se trasladaron a la iglesia
parroquial, donde el señor obispo, revestido de pontifical, procedió a la
bendición del altar, dirigiendo una sentida alocución a los fieles allí
congregados.
Momentos después se trasladaron al Ayuntamiento,
donde en el salón de sesiones fue entronizado el Sagrado Corazón de Jesús. El
alcalde, señor González, pronunció unas palabras para agradecer a las
autoridades murcianas su asistencia al acto, contestándole el señor obispo con
otras muy sentidas.»
El monumental
retablo era de escayola, pero causaba una grata impresión por esbeltez y
altura. Aunque estaba terminado en color blanco, todos habían quedado contentos
con el trabajo de Nicolás Martínez. Más tarde, se decidió darle colorido, y
todo fue pintado en diversos colores.
Y así quedó,
hasta que el dos de febrero de 1999, dos fuertes temblores de tierra, cambiaron
la situación. El primero de ellos, con epicentro en el término municipal de
Mula, se registró a las 14.22 horas, a 38 grados y 4 minutos de latitud Norte, y 1 grado
y 28 minutos de longitud Oeste, con una magnitud de 3,5.
No mucho
después llegó el segundo, concretamente a las 14.45 horas, con epicentro al norte de Mula, en las coordenadas 38
grados y 9 minutos de latitud Norte, y 1 grado y 30 minutos de longitud Oeste,
con una magnitud de 5,2.
Los efectos dañinos se dejaron sentir en varias
localidades, pero particularmente en la ciudad de Mula, que quedó muy dañada.
También se sintió en Alguazas, donde se dijo que los seísmos provocaron algunas
grietas en la iglesia parroquial. Dicen, yo no lo pude ver ni comprobar, que el
retablo sufrió algunos daños, que podrían, en caso de alguna nueva sacudida,
tirarlo por tierra.
Era Cura párroco por entonces don José Antonio Abellán Jiménez (1992-1999),
que ordenó la demolición casi inmediata del retablo. Pereció también, al parecer, la lámpara
de araña que pendía del techo.
Ante las
airadas quejas de muchos vecinos, alegó que cuatro informes técnicos así lo
habían aconsejado. El alcalde de Alguazas, Diego
Oliva Almela, afirmó en una entrevista que el ayuntamiento no había
intervenido en el derribo del retablo. La Consejería de Cultura tampoco fue
informada.
El 18 de marzo
siguiente se celebro en la Casa de Cultura una ruidosa asamblea vecinal, donde
se escucharon multitud de opiniones, de la cual dio amplia información la
prensa de la capital.
Los
socialistas se desmarcaron de las críticas al cura, y el diputado Lorenzo
Guirao presentó una interpelación en la Asamblea sobre la restauración, y
repartió cientos de copias en su despacho del Centro de Salud.
Las protestas
continuaron durante algún tiempo y, finalmente, en el mes de septiembre el
citado párroco de Alguazas, don José Antonio Abellán Jiménez, fue cesado en el
cargo, y trasladado a Mazarrón.
Luis Lisón Hernández
Cronista Oficial de Alguazas
Luis Lisón Hernández
Cronista Oficial de Alguazas