El turismo en Alguazas (I)

Con frecuencia hemos oído decir que Alguazas carece de motivos turísticos, pues apenas tiene nada que ofrecer a los visitantes, y si leemos las guías turísticas y folletos que se ofrecen, casi nunca encontramos nada que se refiera a este pueblo. Pero la realidad no es así, ya que aún nos quedan algunas cosas, aunque casi siempre en un lamentable estado, y que, generalmente, más con voluntad que esfuerzo, podrían alcanzar un estado aceptable.

Cuando repasamos el catálogo de edificios y otros objetos de interés que existían hace apenas unos años, que hemos visto con nuestros ojos, que hemos disfrutado de su presencia, y ahora no están, nos da verdadera pena y sentimiento. Pero no haremos un repaso de ellos en esta ocasión, que dejaremos tal vez para otro momento; sino que buscaremos aquellas cosas que aún permanecen.

En primer lugar está la Torre-fortaleza, que volvió a manos municipales durante la alcaldía de Silvino Jiménez, que luego se restauró, aunque no a nuestro gusto, y más tarde se inició un proceso para darle utilidad y sentido, en tiempos de José Antonio Fernández, y que ahora parece entrar en vías de culminación. En ella tenemos una verdadera joya, testigo vivo de nuestra pasada historia.

Después, nuestra iglesia parroquial, la segunda que ha tenido Alguazas desde la que inicialmente estuvo dedicada a San Sebastián y desapareció arruinada hacia finales del siglo XVI. Este templo que tantas veces hemos visto encierra muchas cosas de interés, que desconocemos en su mayor parte, a falta de un folleto que nos lo explique y divulgue.

En la calle Olmeda está la casa de los Marqueses de los Llanos de Alguazas, o lo que queda de ella, con su labra heráldica en la fachada. En ella residía Santa María Micaela del Santísimo Sacramento cada vez que visitaba nuestro pueblo, a veces durante largas temporadas. Llevamos tiempo con la idea de que se coloque en ella una lápida que lo indique, y sirva para enseñarla a propios y extraños. En ello estamos.