Por el Cega Ciego, de la mano de Apuleyo Soto Pajares
Parte de esta semana la he dedicado a viajar, de la mano de Apuleyo Soto, por el itinerario que
sigue el río Cega desde su nacimiento, en las faldas del Pico del Nevero, en la
mismísima Sierra de Guadarrama, hasta fenecer exhausto en el Duero. Tras 149
kilómetros de recorrido total.
Dentro de unos días, el 25 de julio, estará lista la edición de un
cuidado libro, en el que mi singular amigo, y compañero cronista, narra con
exquisitez su recorrido por todo el discurrir del cauce fluvial, y las visitas
a la gran mayoría de los pueblos que a ambas riberas se encuentran. Unos bien
poblados, pero otros con escaso vecindario; cuando no son solo los restos de
edificios lo que queda en pie de ellos.
Leer a Apuleyo es una delicia, pues su vocabulario es amplio y
florido, y no se conforma con narrarnos lo que ve y siente, sino que lo
acompaña de las consejas, dichos y leyendas que le cuentan muchos de aquellos
moradores pueblerinos, y que para no perder detalle ha grabado previsoramente
con una cassette que porta ex profeso.
La gastronomía y bebidas de la zona, quedan anotadas en las páginas
escritas, y con atinadas observaciones tras hacer las oportunas catas, no
siempre frugales.
Para mayor fidelidad en el objetivo, cada etapa del viaje ha sido
preparada con antelación, minuciosamente, contando con los mejores
especialistas; casi todos ellos ya conocidos de anteriores andanzas. Algunos de
los cuales, como no podía ser menos, cronistas oficiales de aquellas villas.
Hemos conocido, de su mano, iglesias, ermitas, molinos, martinetes,
puentes, presas, pinares, alamedas, flora y fauna, restaurantes, casas rurales,
castillos, fiestas populares y un sinfín de anécdotas y personajes populares,
del presente y del pasado.
El Cega tiene un recorrido intricando y difícil, y el curso a veces
desaparece por terrenos enfangados o arenosos, de lo que Soto Pajares pueda dar
buena fe, ya que en algunas ocasiones, su coche quedó varado sin posibilidades
de poder reemprender la marcha sin ayuda apropiada. E incluso pudo comprobar
que con la asistencia, la puesta a flote se complicó en exceso.
El libro se lee muy bien, incluso por etapas, ya que los capítulos no
son excesivamente largos, y su estructura permite descansar a nuestro antojo. Y
desde luego, son muchas las cosas que se aprenden con la lectura. Yo, en
ocasiones, me he visto impulsado a buscar material complementario, y por medio
de fotos y vídeos, completar el conocimiento del tema tratado.
El Cega Ciego es un libro
que recomiendo, muy particularmente en esta época estival, con unas 230
páginas, que intercalan con frecuencia poesías propias y ajenas. De su tirada
se ha encargado OPORTET Editores, que cuida con mimo una selecta serie de
títulos.
Etiquetas: Impresiones y sentimientos
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