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lunes, 5 de junio de 2006

Unos apuntes de la antigua Cotillas

La historia del antiguo señorío de los Calvillo está jalonada de diversos altibajos, pues junto a etapas de destacada presencia en la vida regional, hay otros momentos de desarrollo anodino donde, al parecer, hay cierta obnubilación al no quedar reflejada en los trabajos escritos por diversos autores. Lo cual no se corresponde en absoluto con la realidad, pues si bien es cierto que no hay grandes hechos en su devenir diario, la realidad que nos ha venido demostrado durante más de treinta años la investigación documental, es que su intrahistoria se nos presenta rica en matices de diversos aspectos cotidianos. El Cronista espera y desea, que alguna vez se escriba una historia que abarque los diversos aspectos de esa intrahistoria, la cual nos muestre la riqueza de los avatares sencillos por los que a lo largo de los últimos cinco siglos ha pasado la antigua villa de Cotillas, denominada durante muchísimo tiempo como Cutillas, tal vez por acomodo sonoro a su más primita denominación.

Para ayudar un poco a ese mejor conocimiento, traemos ahora unos datos desconocidos sobre producción agrícola, sacados de las numerosas notas que almacenamos en nuestro archivo particular, cuyos ANALES respecto a Cotillas, en fase de elaboración, suman ya varios cientos de folios escritos. Concretamente nos vamos a constreñir al año 1612, momento decisivo en la vida de la Villa, pues en 1613 serían expulsados muchos de sus habitantes, desaparece la parroquia de Nuestra Señora de la Salceda, aunque no la Iglesia, y el pueblo entra en una de esas fases bajas de las cuales al principio hacíamos mención.

Los vecinos recibieron entonces la conocida visita del fraile Juan de Pereda, enviado por el Rey para conocer la situación real de los moriscos. Su informe, escueto, tan solo refleja lo siguiente:
Cutillas.- Villa de don Joan Caluillo tiene 53 mudexares y xristianos viejos 115, diçese contra ellos que se adunan entre si y no quieren bien a los cristianos viejos, en todo lo demas assi el cura como otros siete testigos hablan bien. Estos y sus passados han fundado çinquenta misas perpetuales. Tienes tres cofradías a que acuden devotamente, hay sufiçiente mezcla con xristianos viejos, del 2º genero. Según nuestras propias deducciones, habitaban Cotillas por entonces unas 570 personas, de las que unas 60 eran moriscos, todos los cuales estaban dedicados a la agricultura y la ganadería.

Para conocer con detalle el volumen de la producción agrícola disponemos de una valiosa fuente, que era la parte correspondiente al Obispo don Francisco Martínez de Ceniceros de lo cobrado por los diezmos pertenecientes a la Iglesia. Cuyas cantidades, se obtenían en especie o en metálico, según la modalidad en que su recogida se arrendaba anualmente. Así, en dicho año 1612, cupo a la obispalía 333 reales y 17 maravedís de la hoja de morera; siete fanegas y media de trigo, que a 18 reales la fanega, supusieron 135 reales; 30 fanegas y un celemín de cebada, que vendidas a nueve reales cada fanega dieron unos ingresos de 270 reales y tres cuartos de otro; de mijo recaudó 12 reales; por su diezmo de habas, 4 reales; el diezmo de las guijas, rentó tres reales; las menudencias –llamadas también minucias, y que englobaba diversos frutos de pequeña producción–, seis reales; y de la cosecha de vino, 375 arrobas, que a razón de tres reales cada arroba, le supusieron a don Francisco 1.889 reales y cuarto. En los datos del último apartado hemos tenido en cuenta, que aunque el vino se vendió a tres reales y medio cada arroba, se pagó un cuarto de alquilar las tinajas, y otro cuarto a la persona que lo vendió y tenía que recibir su importe. Sumados pues todos los ingresos, ascendieron a 1.889 reales y cuarto.

Indudablemente, aquellos ingresos tuvieron unos gastos, pues vendimiar la uva y tasar la hoja de morera costó 350 reales; otros 100 reales se fueron en el alquiler de la casa y bodega; al que recogió los frutos hubo que pagarle 40 reales; y otros diez ducados (110 reales) al colector que tenían en Cotillas. Sumaron los gastos que tuvo el señor Obispo, 600 reales; pero como el Cabildo catedralicio también almacenó en dichas tinajas 750 arrobas de vino que compraron a Pacheco, de su cuartillo por arroba correspondiente al alquiler, pagó 175 reales, por lo que los gastos del Obispo solo fueron 425 reales.

Quedaron pues limpios a don Francisco Martínez de Ceniceros, 1.464 reales y cuarto, y al Cabildo le correspondería otra cantidad semejante. Si a dichas cantidades añadimos las primicias que percibía el cura, y el quinto o el seteno (según fuese en tierras de regadío o de secano), percibido por el Señor de la Villa, habrá que suponer lo “divertidos” que estaban los vecinos de Cotillas para hacer frente a tantos impuestos. A los que podemos añadir, enfermedades, plagas, inclemencias del tiempo, y un largo etcétera.
26/09/2005. Luis Lisón. Cronista Oficial de Alguazas

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