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lunes, 29 de mayo de 2006

Ceutí y la comarca en los inicios del siglo XVII

En los primeros años de la centuria decimoséptima, los habitantes de Ceutí pasaban una vida llena de calamidades, pese a que España estaba en pleno Siglo de Oro, agobiados por los numerosos acreedores que les acosaban, exigiendo el importe de los préstamos que les habían hecho, y por los impuestos que pagaban a los señores del lugar, pues hasta en eso tenían la desgracia encima, ya que mientras la mayoría de los pueblos de señorío estaban sujetos a un solo señor solariego y jurisdiccional, los ceutienses dependían desde el siglo XV, en plena Edad Media, de los Dávalos y los Fajardos, con los cuales mantenían constantes pleitos tratando de sacudirse algunos de los vejatorios gravámenes. De ahí que hace unos años, el Concejo de la villa decidió borrar de su Escudo heráldico el recuerdo de aquellos oprobios y sustituirlo por otro, en el que junto a símbolos representativos de su historia, figura una cadena rota, como recuerdo de la libertad que adquirieron en el siglo XIX, cuando se incorporaron a la Nación como una más de las villas del Reino. Aunque el señorío solariego aún tuvieron que padecerlo, pues tantos sudores y afrentas como habían pasado, no fueron suficientes para obtener la propiedad de unas tierras que tenían bien ganadas, a fuerza de sudor, sangre y lágrimas.

El Cronista, que gusta de bucear en la historia de los pueblos pequeños de nuestra región, y más aún de los que integran comarca con Alguazas, dada la gran imbricación de todos ellos en las noticias de aquellos tiempos, posee abundante información en su archivo particular, del Ceutí que estaba a punto de sufrir un nuevo revés con la expulsión de sus vecinos moriscos, casi todos ellos, en diciembre de 1613. De algunos de los cuales vamos a comentar esta semana.

El problema del cultivo del arroz, del cual les daremos algunas noticias, traía anejas otras cuestiones de gravedad, de las que quizá era una muy principal, las enfermedades y muertes producidas por el paludismo, que transmitían los mosquitos que nacían en las empantanadas aguas. Las cuales, luego, iban de nuevo al Segura, llevando río abajo la muerte a la misma capital del viejo reino. Murcia había conseguido privilegio real para que dichas aguas no se escurriesen al cauce, adobado con el pago de fuertes multas contra los que fueren descubiertos. Por ello, y porque no sabían hacer otra cosa que seguir cultivando dicho cereal, como habían efectuado sus padres y abuelos, el Concejo de Ceutí, reunido en la Lonja pública, como tenían de uso y costumbre, dieron comisión ante Francisco Muñoz, escribano público y del Concejo, a un vecino de Jumilla llamado Pedro Francés, para que ganase una Real Provisión de Su Majestad, rebajando la cantidad especificada por dicho “delito”; acordando con él que si así lo lograba le pagarían 200 ducados.

Tuvo éxito el comisionado, y volvió a Ceutí tras ganar Provisión de S. M. en que rebajaba la comisión que tenía ganada la ciudad de Murcia. Por ello, exigió le pagasen la cantidad estipulada, por la ocupación, cuidado y gasto que había tenido en dicho asunto, y en requerir a Murcia con dicha Real Provisión, y en ir con ella a Ceutí, Archena, Villanueva, Lorquí y Alguazas, pueblos partícipes de la buena noticia. Pero dado que las arcas municipales estaban vacías siempre, tuvieron que valerse de Martín Fernández, Alcalde Mayor de Ceutí, quien dio a Pedro Francés 100 ducados, de los 200 que le debía el Concejo.

La entrega se hizo en Alguazas el trece de abril de 1603, y para que Martín pudiese hacerlos buenos, le dio carta de pago y le traspasó el derecho a cobrar de dicho Concejo los citados 100 ducados. A lo cual fueron presentes por testigos especialmente llamados y rogados, Pedro Serrano, Alcalde Mayor de Alguazas, el licenciado Juan Carpe, clérigo, y Sebastián de Casarrubia. De todo lo cual dio fe Gerónimo Gironda, escribano público y del Concejo de Alguazas.

Diremos finalmente, para que ustedes se hagan una idea de lo que eran y representaban estos pueblos por aquellos años, los impuestos reales que cada uno pagaba: Alguazas, 137.000 maravedís y 10 fanegas de trigo; Cotillas, 25.000 maravedís; Ceutí 33.000 y Campos 5.500. Comparen con lo que ahora son y representan cada uno de ellos y saquen sus propias conclusiones.
14/08/05. Luis Lisón. Cronista Oficial de Alguazas

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