Mirador de Alguazas

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jueves, 21 de agosto de 2014

Adiós a mi buen amigo Feliciano Gil Verdú


Feliciano Gil Verdú, en una de sus distendidas charlas con este Cronista.

Esta tarde me llega la desconsoladora noticia de la muerte de uno de mis mejores amigos, a pesar de la considerable edad que nos separaba. Se trata de Feliciano Gil Verdú, vecino del Pago de Santo Domingo en la Huerta de Abajo, en cuya casa he pasado muchas horas de mi vida, pues me sentía en ella como en la mía propia.
A él pasó íntegro el afecto que tenía a su señora madre, la “tía Dolores”, como era conocida popularmente, quien sabía de memoria muchas poesías y obras de teatro de carácter breve, una de las cuales tuve la oportunidad de publicarle hace ya varias décadas. El mismo afecto que profesé a su esposa, Pura, a quien por su gran bondad, sencillez y amabilidad, recuerdo aún con afecto y cariño.
Feliciano era una enciclopedia viviente, no solo de las cosas y costumbres de la huerta, sino de la historia de Alguazas en los dos últimos tercios del siglo XX. Su plática, fluida y vehemente, no tenía fin, y cuando tras horas de conversación tenía que decirle que me marchaba, no encontraba manera de cortar la narración de alguno de los muchos chascarrillos y sucedidos de los cuales tenía conocimiento, o había sido protagonista. También era, como se suele decir coloquialmente “un abogado de secano”, pleno de sapiencia y de correctas definiciones y sentencias.
Con Feliciano se va algo muy importante para mí, y una parte muy substancial de mis querencias con Alguazas. Lo visitaba con frecuencia, aunque menos de lo que hubiese sido mi gusto, y mucho menos de lo que él anhelaba.
Había nacido en Alguazas el 23 de abril de 1923, como cuarto retoño del matrimonio formado por Feliciano Gil Pineda y María Dolores Verdú Vicente, y se dedicó a la agricultura, como lo hicieron sus antepasados, en cuya defensa de la huerta tuvo muy destacadas actuaciones participando en el Heredamiento de Aguas.
Casó el año 1950 en Las Torres de Cotillas, con la mencionada Purificación Fernández Martínez, “Pura”, con la que procreó media docena de hijos, con todos los cuales he mantenido siempre una relación más familiar que de amistad: DoloresLoli”, Feliciano, Domingo (que falleció con solo dos meses de edad), José (Secretario General del Heredamiento de Aguas de Alguazas), Domingo y María-Purificación Gil FernándezMari-Puri”; a todos los cuales, respectivos cónyuges y demás familia, expreso desde estas líneas mi más sincera condolencia y afecto.
No puedo dejar de mostrar también mi sentimiento para su fiel asistenta, Galina, mujer admirable y digna de elogio, que ha sido la persona que en sus últimos años necesitaba Feliciano.
Sus restos mortales se velan en el tanatorio de Alguazas, y el funeral y entierro tendrá lugar (D. m.), mañana viernes, a las siete de la tarde, en la iglesia parroquial de San Onofre.

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