Mirador de Alguazas

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lunes, 22 de enero de 2007

PAISAJE PARA OLVIDAR

Me escribe R. M. para contarme, que hace algún tiempo pudo leer en V.M.P., un artículo mío sobre los orígenes de la Estación del ferrocarril, y que ahora con motivo de ciertas obras que allí se realizan ha querido volver a leerlo, pero que no lo ha encontrado; por lo que guiada por el ofrecimiento que hicimos en este blog, nos ruega que lo volvamos a publicar, si es posible. Pues sí, estimada paisana; como tuve la precaución de guardar una copia, antes de que el señor Pons eliminara de su medio todos mis escritos, ahora puedo complacerte sin problema alguno.

Hace unos días, tras visitar las diversas atracciones feriales y mercadillos instalados en la zona aneja, quiso el Cronista enseñar a su mujer la zona de la estación del ferrocarril, para ir comentándole cómo se forjaron aquellas instalaciones en la segunda mitad del siglo XIX, y los múltiples recuerdos que en mi mente se agolpan –cada vez más vehementemente–, de aquellos años infantiles y juveniles en que tanto deambulaba por ellas.
Pero el resultado no pudo ser más negativo, al contemplar el lamentable abandono en que se encuentran los restos ruinosos de lo que fue un claro exponente de la revolución industrial y de la pujanza que en aquellos años supuso para Alguazas y comarca la presencia de la Compañía Ferroviaria de M.Z.A.
No puedo explicarme, cómo se ha llegado a tal estado de desidia, y nuestras autoridades locales no han obligado y obligan a la empresa ferroviaria a mantener en decente estado aquel complejo. Aquellos muelles por donde la fruta salía con dirección a diversos lugares de la nación, y otros países extranjeros, están totalmente destrozados.
Andando llegamos hasta el final de la explanada, donde, tras cruzar una vía muerta, se iniciaba el camino que por “los sifones” conducía a la Huerta de Arriba, que a la vez era la antigua carretera que se dirigía a la vecina villa de Ceutí. Miraba a un lado y a otro, y las evocaciones a tiempos pasados afluían copiosamente.
Por allí cerca discurría descubierta la Acequeta, o acequia del Llano, en cuyos márgenes fructificaban las ásperas níspolas que cultivaba Pepe “el Nonio”, para que los zagales disfrutasen de ellas, pues casi nunca llegaba a cosecharlas. Hoy en día todos aquellos exuberantes bancales se han convertido en diversas manzanas de casas, desde donde sus vecinos pueden “disfrutar” de las espléndidas vistas que el complejo ferroviario les ofrece. Semeja aquello un ghetto de los que vemos en determinados filmes americanos.
Por encima de todo, una serpenteante pasarela, llena de curvas y recovecos, intenta unir lo imposible, pues las personas la ignoran olímpicamente y pasan de una a otra parte del pueblo cruzando por las vías. Antiguamente, cuando aún no existían las llamadas Casas Nuevas por donde discurre la actual Avenida de Colón, bajo la pasarela discurría el estrecho camino que unía el casco urbano de Alguazas con la entonces llamada también Huerta de Arriba, luego las Barracas, y actualmente el Barrio del Carmen, precisamente atravesando la llamada Finca de La Florida. Al observar como la gente cruza por el mismo sitio que en el siglo XIX, piensa el Cronista que aún está presentes en los genes de los alguaceños actuales recuerdos atávicos de otros tiempos.
Como recuerda ahora que en 1891 Pascual María Massa Martínez, máximo propietario de Alguazas, solicitaba al Ministro de Fomento, que intercediese ante la Compañía de Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y a Alicante, para que construyese un muelle cubierto y báscula, para dar mayor salida a los productos de esta huerta. Sus gestiones dieron fruto, y apenas un mes más tarde la Empresa de Ferrocarriles del Mediodía, acordaba la construc­ción de un muelle cubierto, y la instalación de una báscula de puente en la estación de Alguazas; a cuyo efecto encargaba al Ingeniero de la Sección don José María García Ibáñez, hacer el estudio y presupuesto correspondiente. Báscula con gálibo, extraña palabra para los zagales de entonces, y que ahora se estudia en los cursos para obtener el carné de conducir. En febrero de 1892 ya estaba en construcción.
Aquel complejo, orgullo de Alguazas, verdadero monumento de nuestra historia pasada, es hoy una ruina que no nos merecemos, y que nuestras autoridades deben tratar de enmendar por todos los medios a su alcance.
[Este trabajo se publicó originalmente en V.M.P. el 26/06/2005]

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