Una ventana abierta
LA ALGUAZAS QUE DEJÉ HACE 50 AÑOS Y LA ALGUAZAS QUE ENCUENTRO HOY. RETOS PARA EL FUTURO
Introducción.
Yo, Fernando Bermúdez López, nacido en Alguazas el año de 1943, después de haber vivido medio siglo fuera del pueblo y treinta años en México y América Central, siento la necesidad de hacer un breve y modesto análisis del cambio sufrido en el pueblo de Alguazas y su municipio y presentar una serie de propuestas y retos de cara al futuro.
Los años vividos en América me han proporcionado una visión amplia y crítica del mundo porque, por razón de mi trabajo como promotor y defensor de los derechos humanos, sociales, políticos, culturales y ambientales (DESCA), junto a los viajes que por este trabajo he tenido que realizar por otros países del continente americano y de Europa, he podido analizar hacia dónde se dirige la humanidad y sus mutaciones ambientales y climáticas.
1. Cómo era Alguazas y su municipio.
Los caminos eran de tierra, que en tiempo de lluvia, pues entonces llovía bastante, eran verdaderos barrizales, y en época de verano se convertían en un mar de polvo.
La vida era dura, no había los adelantos que hoy existen: agua corriente en las casas, frigoríficos, lavadoras…
Pese a todo esto, la vida era humana y entrañable. En su sencillez, el huertano salía con su legón al hombro camino de la huerta. La gente se saludaba por los caminos y por las calles del pueblo. Había un ambiente familiar y calor humano. En la escuela los maestros nos enseñaban a saludar a los mayores como un signo de educación ciudadana.
Prácticamente, toda la población confesaba la misma fe. La iglesia parroquial era el centro de la vida del pueblo.
Muchas familias, sobre todo de la huerta, eran semiautosuficientes en materia de alimentación: tenían gallinas, conejos, huertos con frutas y hortalizas, se realizaba la “matanza del marrano” que se compartía con los vecinos…
La estación del ferrocarril de Alguazas era un centro importante en la provincia para la exportación de frutas al resto del país y al extranjero. Había muchas fábricas de conserva donde trabajaba multitud de hombres y mujeres del pueblo y de otros lugares. Había actividad económica.
El caudal del río Segura era cuantioso, su agua clara y limpia se abría paso entre la frondosa huerta. Multitud de aves anidaban en los árboles que seguían el curso del río. Las hileras y brazales, rebosantes de agua, atravesaban la huerta. Sus aguas eran limpias y transparentes, y se bebía de ellas.
A uno y otro lado de los caminos florecían los bancales de melocotoneros, ciruelos, naranjos y limoneros. El perfume del azahar inundaba los caminos de la huerta. El canto de los ruiseñores y los mirlos llenaba el aire de música.
2. Cómo es Alguazas y su municipio hoy.
En los últimos 40 años Alguazas ha cambiado, sin duda más que en toda su historia, para bien y para mal.
Ha aumentado la población. El fenómeno migratorio ha cambiado la fisonomía del pueblo. Hay mucha gente forastera, tanto de la región murciana como de otros lugares del mundo, sobre todo magrebíes y latinoamericanos, que sin duda, bien orientado este fenómeno, podría significar una riqueza cultural. Los hay creyentes y no creyentes, católicos y protestantes, cristianos y musulmanes… El pueblo se ha convertido en plurifacético.
Hay un considerable crecimiento económico, en sintonía con el desarrollo de la Región Murciana, España y la Unión Europea. La globalización ha dejado su impronta con sus aspectos positivos y negativos.
Las viviendas son mucho más confortables, sus calles están pavimentadas, hay zonas verdes y jardines. Ha mejorado el sistema de Salud y la Educación. Se realizan actividades culturales. Hay participación democrática.
Se ha reconstruido y abierto al público, como un espacio cultural, la antigua “torre de los moros”, hoy la “Torre Vieja”, gracias a la Asociación Amigos de la Torre y al Ayuntamiento de Alguazas.
Sin embargo, como negativo, hay que decir que se ha perdido el ambiente familiar. La gente ya no se saluda por las calles ni por los caminos de la huerta, somos desconocidos unos para otros. El ambiente es frío y seco. Se perdió el calor humano de antaño.
La huerta está abandonada, muchos árboles frutales talados, multitud de bancales convertidos en un erial dando un aspecto de abandono y desolación. La belleza de la huerta y su encantador paisaje desapareció.
La cuenca del río Segura está deforestada. Su cauce se ha reducido alarmantemente, pareciendo más un arroyo que un río. Ya no hay árboles en su ribera, ni pájaros, ni belleza.
Han desaparecido la mayoría de las fábricas de conserva. Alguazas se ha convertido en un pueblo dormitorio. Sin embargo, se han construido alguna fábrica y naves en áreas residenciales de una manera desordenada y anárquica.
La RENFE abandonó el pueblo. La estación “Alguazas-Molina” pasó a la historia.
Las carreteras y caminos de la huerta de Arriba y de la Huerta de Abajo, si bien están asfaltadas, son muy estrechas y con baches. No hay arcén para los peatones ni vía paralela para los ciclistas. Es un riesgo circular en bicicleta por algunas carreteras.
3. Sugerencias a las autoridades competentes.
Parto del principio de que el desarrollo no está reñido con la conservación de los valores culturales y medioambientales, y que debe haber un equilibrio entre el desarrollo socio-económico y la promoción de valores humanos, culturales y ecológicos.
Es por ello que propongo al Ayuntamiento de Alguazas:
Que se vele para que en las escuelas del municipio se desarrolle los valores éticos y morales, el respeto y cuidado de la naturaleza y el diálogo intercultural con una visión holística y universal, sin descuidar la consolidación de la identidad de nuestro pueblo. Que las escuelas amplíen sus conocimientos invitando a personas versadas en diferentes temas que puedan se útiles a los alumnos.
Que se considere como área protegida algunas zonas de la huerta de Arriba y de Abajo, como una reserva y patrimonio natural, cultural e histórico, pues “no sólo de pan vive el hombre”. También la cultura y la historia forman parte del progreso. El desarrollo humano (histórico, cultural, ambiental) es tan importante como el desarrollo económico.
Se trata de conservar el paisaje de la huerta de Alguazas, que es un recurso no renovable. “Los paisajes sirven para educar y mover las turbinas del espíritu”, señala mi primo Francisco López Bermúdez. Su destrucción es siempre irreversible y su desaparición nos llevaría a la pérdida de la memoria y de la identidad. Es por eso que, siguiendo con el pensamiento de mi primo, debería contemplarse en toda planificación estratégica del Ayuntamiento la protección y conservación de los ecosistemas que quedan en el municipio (Alguazas, ochenta años de educación, pg. 80).
A la hora de elaborar planes urbanísticos en la Huerta de Arriba y de Abajo debería preservarse áreas de huerta y jardín en su entorno.
Vivimos en una época de crisis energética que afecta a todo el planeta. No podemos cambiar el rumbo del mundo, pero sí podemos tomar medidas locales. Es necesario ser audaces y cambiar estilos de vida. Se usa el coche para todo, no podemos prescindir de él. Si queremos ahorrar energía y contaminar menos el ambiente, hemos de retomar el uso de la bicicleta, que además de no contaminar ayuda al ejercicio físico y a la salud. Es por eso que habría que incentivar el uso de la bicicleta dentro del municipio como una forma simbólica ante la Comunidad de Murcia frente a la crisis energética.
De ahí la necesidad de que se amplíen las carreteras de la huerta de Arriba y de Abajo, construyendo arcenes para peatones y ciclistas. Incidir en el Ayuntamiento de Murcia para que en la capital de la Región se creen carriles para ciclistas.
Incidir, asimismo, ante la Confederación Hidrográfica del Segura, en coordinación con otros Ayuntamientos de la Vega Media, para que se limpie el cauce del río Segura y se reforeste con chopos, robles y otros árboles autóctonos.
Los individuos desapareceremos, pero quedará la tierra y lo que le ocurra a la tierra, a nuestra pequeña tierra alguaceña, le sucederá a los que la habiten, proclama asimismo mi primo Paco (Alguazas, 80 años de educación, pg.81). Estamos llamados a dejar un medio más humano, más limpio y con una calidad de vida más digna a las generaciones venideras. La historia nos lo agradecerá y el Creador también.
Introducción.
Yo, Fernando Bermúdez López, nacido en Alguazas el año de 1943, después de haber vivido medio siglo fuera del pueblo y treinta años en México y América Central, siento la necesidad de hacer un breve y modesto análisis del cambio sufrido en el pueblo de Alguazas y su municipio y presentar una serie de propuestas y retos de cara al futuro.
Los años vividos en América me han proporcionado una visión amplia y crítica del mundo porque, por razón de mi trabajo como promotor y defensor de los derechos humanos, sociales, políticos, culturales y ambientales (DESCA), junto a los viajes que por este trabajo he tenido que realizar por otros países del continente americano y de Europa, he podido analizar hacia dónde se dirige la humanidad y sus mutaciones ambientales y climáticas.
1. Cómo era Alguazas y su municipio.
Los caminos eran de tierra, que en tiempo de lluvia, pues entonces llovía bastante, eran verdaderos barrizales, y en época de verano se convertían en un mar de polvo.
La vida era dura, no había los adelantos que hoy existen: agua corriente en las casas, frigoríficos, lavadoras…
Pese a todo esto, la vida era humana y entrañable. En su sencillez, el huertano salía con su legón al hombro camino de la huerta. La gente se saludaba por los caminos y por las calles del pueblo. Había un ambiente familiar y calor humano. En la escuela los maestros nos enseñaban a saludar a los mayores como un signo de educación ciudadana.
Prácticamente, toda la población confesaba la misma fe. La iglesia parroquial era el centro de la vida del pueblo.
Muchas familias, sobre todo de la huerta, eran semiautosuficientes en materia de alimentación: tenían gallinas, conejos, huertos con frutas y hortalizas, se realizaba la “matanza del marrano” que se compartía con los vecinos…
La estación del ferrocarril de Alguazas era un centro importante en la provincia para la exportación de frutas al resto del país y al extranjero. Había muchas fábricas de conserva donde trabajaba multitud de hombres y mujeres del pueblo y de otros lugares. Había actividad económica.
El caudal del río Segura era cuantioso, su agua clara y limpia se abría paso entre la frondosa huerta. Multitud de aves anidaban en los árboles que seguían el curso del río. Las hileras y brazales, rebosantes de agua, atravesaban la huerta. Sus aguas eran limpias y transparentes, y se bebía de ellas.
A uno y otro lado de los caminos florecían los bancales de melocotoneros, ciruelos, naranjos y limoneros. El perfume del azahar inundaba los caminos de la huerta. El canto de los ruiseñores y los mirlos llenaba el aire de música.
2. Cómo es Alguazas y su municipio hoy.
En los últimos 40 años Alguazas ha cambiado, sin duda más que en toda su historia, para bien y para mal.
Ha aumentado la población. El fenómeno migratorio ha cambiado la fisonomía del pueblo. Hay mucha gente forastera, tanto de la región murciana como de otros lugares del mundo, sobre todo magrebíes y latinoamericanos, que sin duda, bien orientado este fenómeno, podría significar una riqueza cultural. Los hay creyentes y no creyentes, católicos y protestantes, cristianos y musulmanes… El pueblo se ha convertido en plurifacético.
Hay un considerable crecimiento económico, en sintonía con el desarrollo de la Región Murciana, España y la Unión Europea. La globalización ha dejado su impronta con sus aspectos positivos y negativos.
Las viviendas son mucho más confortables, sus calles están pavimentadas, hay zonas verdes y jardines. Ha mejorado el sistema de Salud y la Educación. Se realizan actividades culturales. Hay participación democrática.
Se ha reconstruido y abierto al público, como un espacio cultural, la antigua “torre de los moros”, hoy la “Torre Vieja”, gracias a la Asociación Amigos de la Torre y al Ayuntamiento de Alguazas.
Sin embargo, como negativo, hay que decir que se ha perdido el ambiente familiar. La gente ya no se saluda por las calles ni por los caminos de la huerta, somos desconocidos unos para otros. El ambiente es frío y seco. Se perdió el calor humano de antaño.
La huerta está abandonada, muchos árboles frutales talados, multitud de bancales convertidos en un erial dando un aspecto de abandono y desolación. La belleza de la huerta y su encantador paisaje desapareció.
La cuenca del río Segura está deforestada. Su cauce se ha reducido alarmantemente, pareciendo más un arroyo que un río. Ya no hay árboles en su ribera, ni pájaros, ni belleza.
Han desaparecido la mayoría de las fábricas de conserva. Alguazas se ha convertido en un pueblo dormitorio. Sin embargo, se han construido alguna fábrica y naves en áreas residenciales de una manera desordenada y anárquica.
La RENFE abandonó el pueblo. La estación “Alguazas-Molina” pasó a la historia.
Las carreteras y caminos de la huerta de Arriba y de la Huerta de Abajo, si bien están asfaltadas, son muy estrechas y con baches. No hay arcén para los peatones ni vía paralela para los ciclistas. Es un riesgo circular en bicicleta por algunas carreteras.
3. Sugerencias a las autoridades competentes.
Parto del principio de que el desarrollo no está reñido con la conservación de los valores culturales y medioambientales, y que debe haber un equilibrio entre el desarrollo socio-económico y la promoción de valores humanos, culturales y ecológicos.
Es por ello que propongo al Ayuntamiento de Alguazas:
Que se vele para que en las escuelas del municipio se desarrolle los valores éticos y morales, el respeto y cuidado de la naturaleza y el diálogo intercultural con una visión holística y universal, sin descuidar la consolidación de la identidad de nuestro pueblo. Que las escuelas amplíen sus conocimientos invitando a personas versadas en diferentes temas que puedan se útiles a los alumnos.
Que se considere como área protegida algunas zonas de la huerta de Arriba y de Abajo, como una reserva y patrimonio natural, cultural e histórico, pues “no sólo de pan vive el hombre”. También la cultura y la historia forman parte del progreso. El desarrollo humano (histórico, cultural, ambiental) es tan importante como el desarrollo económico.
Se trata de conservar el paisaje de la huerta de Alguazas, que es un recurso no renovable. “Los paisajes sirven para educar y mover las turbinas del espíritu”, señala mi primo Francisco López Bermúdez. Su destrucción es siempre irreversible y su desaparición nos llevaría a la pérdida de la memoria y de la identidad. Es por eso que, siguiendo con el pensamiento de mi primo, debería contemplarse en toda planificación estratégica del Ayuntamiento la protección y conservación de los ecosistemas que quedan en el municipio (Alguazas, ochenta años de educación, pg. 80).
A la hora de elaborar planes urbanísticos en la Huerta de Arriba y de Abajo debería preservarse áreas de huerta y jardín en su entorno.
Vivimos en una época de crisis energética que afecta a todo el planeta. No podemos cambiar el rumbo del mundo, pero sí podemos tomar medidas locales. Es necesario ser audaces y cambiar estilos de vida. Se usa el coche para todo, no podemos prescindir de él. Si queremos ahorrar energía y contaminar menos el ambiente, hemos de retomar el uso de la bicicleta, que además de no contaminar ayuda al ejercicio físico y a la salud. Es por eso que habría que incentivar el uso de la bicicleta dentro del municipio como una forma simbólica ante la Comunidad de Murcia frente a la crisis energética.
De ahí la necesidad de que se amplíen las carreteras de la huerta de Arriba y de Abajo, construyendo arcenes para peatones y ciclistas. Incidir en el Ayuntamiento de Murcia para que en la capital de la Región se creen carriles para ciclistas.
Incidir, asimismo, ante la Confederación Hidrográfica del Segura, en coordinación con otros Ayuntamientos de la Vega Media, para que se limpie el cauce del río Segura y se reforeste con chopos, robles y otros árboles autóctonos.
Los individuos desapareceremos, pero quedará la tierra y lo que le ocurra a la tierra, a nuestra pequeña tierra alguaceña, le sucederá a los que la habiten, proclama asimismo mi primo Paco (Alguazas, 80 años de educación, pg.81). Estamos llamados a dejar un medio más humano, más limpio y con una calidad de vida más digna a las generaciones venideras. La historia nos lo agradecerá y el Creador también.
Alguazas, julio 2008
Etiquetas: Alguazas. Noticias
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