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martes, 16 de junio de 2009

José Antonio Piñero, “Colambre”

In memoriam

Se cumplen hoy 19 años del fallecimiento de un alguaceño humilde, personaje singular y querido por todos sus convecinos, y del que yo guardo un gratísimo recuerdo. Se trata de José Antonio Piñero Almela, al que todos cariñosamente conocimos con el apelativo de “Colambre”, apodo que había heredado de su abuelo Mariano Piñero Rubio, el «tío Colambre».

Nació nuestro personaje en Alguazas el 16 de septiembre de 1910, a las 12 del mediodía, como fruto del matrimonio formado por José Antonio Piñero Mundo y María Almela Bravo, quienes engendraron también otros seis hijos llamados Paula, Mariano, Josefa, Felicia, Francisca y Reyes.

Como su padre, un humilde bracero, no podía ofrecerle otra cosa de mayores alturas, tuvo que sacar adelante su propia existencia y la de su familia, trabajando en las tareas agrícolas y practicando el noble oficio de aguador, que es el que le daría cierta fama, y motivo por el cual le recordamos en este momento.

Nuestro hombre casó con Juana Ros Fuentes, que había nacido hacia 1909, pues cuando falleció el cinco de junio de 1971 contaba 62 años de edad. José Antonio y Juana procrearon por sus hijos a María, Isabel, Josefa, Carmen y José Antonio Piñero Ros; de algunos de los cuales existen actualmente diversos descendientes, nietos, biznietos y supongo que también tataranietos.

Pues bien, retomando el tema, José Antonio Piñero se agenció un carrillo, más que carretón, donde podía trasportar unos cuantos cántaros llenos de agua recogida de la acequia mayor. Tal vez también haría aguadas en la Acequieta del Llano, aunque mi memoria no recuerda tal supuesto. Según relata Hernández Yelo, la “prebenda” la “heredó” de su pariente el “tío Villalta”. Aquel carrillo iba tirado por un burro o borrica, que era la alegría de la chiquillería, pues dada su nobleza permitía todos nuestros juegos y zalamerías. Incluso, en algunos descuidos de “Colambre”, también nos montábamos en la parte trasera del carrillo, hasta que se daba cuenta y nos obligaba a bajarnos.

No es nuestra intención ahora el ocuparnos de su trabajo como aguador, sino del gran beneficio que para la mayoría de casas de Alguazas supuso aquel benemérito trabajo, cuando el abastecimiento público domiciliario era una pura entelequia.

José Antonio Piñero Almela, “Colambre”, falleció tal día como hoy del año 1990. Él ya no está entre nosotros, pero sí que está presente su recuerdo, que para mí es como un monumento inmaterial levantado en su honor. Tan grande, como el que en Granada, al pie de la torre de su Catedral, se alza en honor y homenaje a otro de sus colegas.

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