Mirador de Alguazas

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jueves, 21 de junio de 2007

Un año más

El paso inexorable de los días trae como una de sus consecuencias que las personas cumplamos años. Lo cual a mí siempre me ha parecido una buena noticia, pues los que no los cumplen es que se han muerto. Hoy, 21 de junio, primer día de verano, ha llegado el mío. Corría el año 1943, y eran las 13 horas cuando vi la luz por vez primera en la calle de don Pedro Fernández Vera, donde mis padres residían por entonces. Creo que asistiría como partera la señora Dolores García, esposa de nuestro vecino Ramón Izquierdo “el Hojalatero”, que era la que por entonces realizaba en Alguazas tan meritoria y humanitaria labor; aunque también había otras. Como aquel día era la festividad de San Luis Gonzaga, ese fue el nombre elegido cuando el 29, unos días después, recibí las aguas del bautismo de manos del cura, don José Santiago Crespo.

Lo que más recuerdo de mis primeros cumpleaños es la visita de mis padrinos, Enrique Verdú Albert y Elena Cantó Pérez, con sus habituales regalos; aunque ella falleció muy pronto “heredando” la obligación Dorita; asimismo recuerdo las tracas y cohetes que mi padre hacía estallar, precisamente a la una del mediodía, mientras Pedro Alfonso Bermúdez, Perico “el de Teléfonos”, repicaba las campanas haciendo sonar “la mujer de pilongo”, el ancestral toque de conjuro contra las tormentas. Cohetes y tracas que mi padre solía reservar de los que se empleaban en las fiestas patronales (unos días antes), pues él era encargado de dicho cometido. Algunas personas comentaban entonces: “Lisón está celebrando el cumpleaños de su hijo”.

En cierta ocasión, uno de aquellos cohetes, que lanzaba sujetándolos con una mano, mientras con la otra encendía la mecha, explotó sobre su cabeza, ocasionándole diversas quemaduras en la espalda, que le dejaron unas marcas con carne crecida. Tal suceso le movió a inventar un práctico artilugio, que después sería copiado en diverso lugares, consistente en una tabla provista de un asa, donde dos cáncamos servían para sujetar el cohete y servir de lanzadera.
Imágenes: Mis padrinos, Elena y Enrique.

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