Crónica del XXXIX Congreso Nacional de la RAECO (IV de IV)

28 de Octubre, lunes

            Tras desayunar en el hotel y despedirnos de algunos compañeros que aún quedaban por allí, unos preparando un viajecito a Plasencia, y otros a Trujillo; quien les relata esta breve crónica y su esposa llevaron el equipaje hasta el aparcamiento “Cacereña de Parking SL.”, sito en Plaza Luis Obispo Galarza, y nos dispusimos a iniciar el regreso a Murcia.

            Antes de abandonar la ciudad hicimos acopio de gasoil para todo el viaje, y emprendimos la ruta en dirección a la monumental ciudad de Trujillo, donde nos cuentan que es un personaje principal nuestro amigo y compañero José Antonio Ramos Rubio. Algún día tendremos que hacerle una visita para que nos enseñe pormenorizadamente tan bella localidad, por la que, sin detenernos, hemos pasado dos veces en menos de un mes.

            Hacía un día precioso, y sin contratiempos de ningún tipo pasamos por las afueras de Toledo, y a poco de coger la “Autovía de los Viñedos” hicimos parada en una estación de servicio, ya que sabíamos por experiencia que no encontraríamos ninguna otra en la ruta hasta Tomelloso, salvo que saliésemos a cualquiera de los pueblos aledaños al trayecto, algunos de ellos con los típicos molinos de viento, no en balde estábamos viajando por la ruta cervantina del Quijote.

Volvimos a efectuar una parada al llegar a La Roda, en el popular Restaurante Juanito, donde hicimos la comida del mediodía y descasamos un rato. De nuevo en forma, tras comprar algunos “detalles” (no fueron los típicos “Miguelitos”), emprendimos la última etapa, llegando felizmente a casa, a las cinco de la tarde.
Antes de dar por finalizada la reseña, quiero dar las gracias a los compañeros que han facilitado imágenes del Congreso a la Secretaria General, en especial a Alfonso Rovira, Gabriel Pieras, Ricardo Guerra y Jacinto Mercado.