Pasear por Pliego y Mula
En estos tiempos en que tantas personas viajan al extranjero, a mi, particularmente, me gusta salir a visitar los pueblos de nuestra región, donde hay muchas cosas que ver y que, en su mayor parte, son totalmente desconocidas por los propios murcianos. Esta mañana, aprovechando el buen día que se presentaba, salimos Mari Carmen yo con destino a la comarca del río Mula, por esa estupenda autovía que en muy pocos minutos nos conduce a nuestro lugar de destino, observando en las huertas que la Primavera ya está presente, no solo en los floridos almendros, sino también en múltiples flores de dispar colorido, abundando el llamado vinagrillo. Tras pasar sin detenernos por Venta Alegría y los Baños de Mula, cogemos el desvío de esta última ciudad y nos hemos dirigido a la serrana y pintoresca villa de Pliego, en otros tiempos encomienda de la Orden de Santiago.
Al llegar al pueblo, nos encontramos que se celebra el tradicional mercado semanal, que está distribuido en varias zonas de la población. Tal circunstancia hace que encontrar aparcamiento resulte un poco difícil, por lo que circulando por calles moriscas llegamos a lo alto del casco urbano, donde se ubica la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios, Patrona de esta población. Desde allí se observa un buen paisaje, incluyendo, a la derecha, las ruinas del llamado Castillo de las Paleras.
Regresamos al centro urbano, y aprovechamos la ocasión para saludar a Isabel Toledo, Alcaldesa de Pliego, que se alegra al vernos pues nos conocemos desde febrero del 2003, con motivo de haber redactado yo los proyectos de escudo y bandera para su Ayuntamiento. La primera edil, cumpliendo la promesa que hace meses nos hiciera, tuvo a bien obsequiarme con un ejemplar del libro La Villa de Pliego en la Edad Moderna (Siglos XVI-XVIII), escrito por el historiador local José Pascual Martínez, que, tras una somera visión, nos parece un interesante y documentado trabajo.
Pliego, en los aledaños de Sierra Espuña, es un lugar idóneo para adquirir buena miel, y el viajero ocasional no debe perder la ocasión de llevarse a casa algunos tarros de tan nutritivo y singular alimento, especialmente el que envasa Francisco Ruiz Marín; que lo vende su hija en uno de los puestos del mercado público, y también en algunos mercadillos de artesanía.
Observamos en Pliego algunas mejoras llevadas a cabo recientemente, o en fase de ejecución, como ha sido la restauración de la Casa de la Encomienda, de la esposa de nuestro querido amigo el Dr. don Juan Barceló Jiménez, y la llamada Casa Grande, monumental edificio destinado a albergar importantes servicios municipales.
Al regreso, se hace obligado saludar en Mula a otro amigo al que profesamos gran cariño y afecto. Se trata de Juan González Castaño, una institución en aquella ciudad, que nos sugiere visitar el Museo de Arte, emplazado no ha mucho en instalaciones de la Iglesia de San Miguel Arcángel. Visita pues obligada, que no nos defraudó, ya que en cinco salas se pueden admirar un buen número de obras de arte, bastantes de ellas de mérito, que datan del siglo XVI y posteriores, donadas a dicho templo por doña Pilar de la Canal Rosique, esposa que fue de don Pedro Luis Blaya. El museo está abierto de martes a domingo de 11.00 a 13.30, y por las tardes de dichos días, en el horario de misas.
No hay tiempo para más, pero siempre que visitamos Mula quedamos en volver, pues dispone de numerosos lugares dignos de ser vistos. La autovía citada al principio, propicia que en muy pocos minutos regresemos a casa.
Al llegar al pueblo, nos encontramos que se celebra el tradicional mercado semanal, que está distribuido en varias zonas de la población. Tal circunstancia hace que encontrar aparcamiento resulte un poco difícil, por lo que circulando por calles moriscas llegamos a lo alto del casco urbano, donde se ubica la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios, Patrona de esta población. Desde allí se observa un buen paisaje, incluyendo, a la derecha, las ruinas del llamado Castillo de las Paleras.
Regresamos al centro urbano, y aprovechamos la ocasión para saludar a Isabel Toledo, Alcaldesa de Pliego, que se alegra al vernos pues nos conocemos desde febrero del 2003, con motivo de haber redactado yo los proyectos de escudo y bandera para su Ayuntamiento. La primera edil, cumpliendo la promesa que hace meses nos hiciera, tuvo a bien obsequiarme con un ejemplar del libro La Villa de Pliego en la Edad Moderna (Siglos XVI-XVIII), escrito por el historiador local José Pascual Martínez, que, tras una somera visión, nos parece un interesante y documentado trabajo.
Pliego, en los aledaños de Sierra Espuña, es un lugar idóneo para adquirir buena miel, y el viajero ocasional no debe perder la ocasión de llevarse a casa algunos tarros de tan nutritivo y singular alimento, especialmente el que envasa Francisco Ruiz Marín; que lo vende su hija en uno de los puestos del mercado público, y también en algunos mercadillos de artesanía.
Observamos en Pliego algunas mejoras llevadas a cabo recientemente, o en fase de ejecución, como ha sido la restauración de la Casa de la Encomienda, de la esposa de nuestro querido amigo el Dr. don Juan Barceló Jiménez, y la llamada Casa Grande, monumental edificio destinado a albergar importantes servicios municipales.
Al regreso, se hace obligado saludar en Mula a otro amigo al que profesamos gran cariño y afecto. Se trata de Juan González Castaño, una institución en aquella ciudad, que nos sugiere visitar el Museo de Arte, emplazado no ha mucho en instalaciones de la Iglesia de San Miguel Arcángel. Visita pues obligada, que no nos defraudó, ya que en cinco salas se pueden admirar un buen número de obras de arte, bastantes de ellas de mérito, que datan del siglo XVI y posteriores, donadas a dicho templo por doña Pilar de la Canal Rosique, esposa que fue de don Pedro Luis Blaya. El museo está abierto de martes a domingo de 11.00 a 13.30, y por las tardes de dichos días, en el horario de misas.
No hay tiempo para más, pero siempre que visitamos Mula quedamos en volver, pues dispone de numerosos lugares dignos de ser vistos. La autovía citada al principio, propicia que en muy pocos minutos regresemos a casa.
Etiquetas: Impresiones y sentimientos
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