Con la música a otra parte

Una de las cosas que echamos de menos en Alguazas es, una banda de música. Sacamos esto a colación, porque con reiterada frecuencia tengo noticias de diversos paisanos, generalmente gente joven, que salen a otros lugares para aprender o actuar en conservatorios, academias e incluso algunas bandas. También se hace ostensible esta afición a la música en los diversos grupos que en los últimos tiempos se han venido formado, algunos de ellos de cierta resonancia incluso a nivel internacional.

Nuestro pueblo tiene una cierta antigüedad en cuestión de bandas de música, pudiéndonos remontar a 1884 en que se formó una “nueva banda”, con lo cual nos queda la duda si hubo alguna anterior o ésta fue la primera en formarse. Dicha banda ya actuó con gran éxito en las fiestas patronales en honor de San Onofre, y de San Antonio de Padua de aquel año. Pero aquella banda era algo más, pues contaba también con su sección de canto. Actuó en las fiestas de Campos el año 1899, y según cuentan las crónicas, cantaron con ella don Silvestre Martínez y don Fernando Sandoval. No es extraño que tuvieran éxito en todas partes, y que solicitasen su presencia desde muchos pueblos de la comarca. Aquella Academia de Música estaba dirigida por don Pascual Verdú Almela, y de ella salieron músicos destacados, como don Francisco Gómez, que pasó a dirigir la Banda de Música de Alcantarilla; o su propio hijo don Antonio Verdú Vicente.

Desde entonces Alguazas siempre tuvo su banda, hasta no hace tantos años, pues muchos de nosotros aún la recordamos y añoramos. Pero cierto día el Ayuntamiento de la Villa decidió prescindir de ella, y lo hizo de tan mala manera que ni siquiera se encargó de recoger los instrumentos, que eran de propiedad municipal. Un músico de la banda, al ausentarse de Alguazas para residir en otro pueblo, tuvo la atención de obsequiar a mi padre con el instrumento que tocaba, por si algún día se reorganizaba la banda.

Hace media docena de años se intentó activarla de nuevo, a cuyo fin se creó una academia de solfeo y ensayo; pero como se suele decir, los alumnos se fueron aburridos pues no veían resultados prácticos, y todo quedó, como se suele decir, "en agua de borrajas".

Pensamos que al igual que otros ayuntamientos foráneos se preocupan y fomentan estas aficiones, el de Alguazas también debía hacerlo. Máxime en estos tiempos donde se gasta mucho dinero en cosas que a la postre no son nada rentables culturalmente para el pueblo. Muchos vecinos lo agradecerían y darían su aplauso y apoyo, y bastantes jóvenes tendrían en dichos estudios y aplicación un entretenimiento sano y loable, que les podría apartar de actuaciones poco gratas a causa de no tener nada bueno en qué ocuparse. Mientras, hasta que dicha cuestión no se resuelva, a algunos de ellos no les queda otro remedio que marcharse con la música a otra parte.