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miércoles, 1 de agosto de 2007

Ginés Marín, artesano violinista (I)

En mis recorridos por las calles de Sucina suelo encontrarme amigos y conocidos, con los cuales me detengo a charlar sobre cualquier tema que se presente. A veces mis paseos posibilitan encuentros con algunos artesanos, que construyen diversos artilugios para sí o para sus familiares y amigos cercanos. No ha mucho falleció uno de ellos que era un buen artista laborando el esparto, y que en el porche situado en la parte trasera tenía montado su “taller”, donde al pasar solía ofrecerme una silla, cosa que yo aceptaba con agrado, y mientras seguía con su tarea me iba explicando los entresijos de su quehacer.

El último fin de semana, al pasar por la calle Aurora, descubrí a Ginés Marín González, carpintero de profesión, en delicadas tareas de ebanista, pues estaba construyendo un violín; que, según me comentó, era el tercero que salía de sus manos. Al principio todo empezó con la restauración de algunas piezas que por el paso del tiempo, o el uso continuado, estaban deterioradas; pero al final decidió fabricarlos completamente.

En amena charla, pues a él le gusta explicar lo que hace, y a mí escuchar lo que va narrando y explicando prácticamente, me puso al corriente del delicado proceso. Me mostró un molde o bastidor, donde, todo alrededor, construye lo que será el cuerpo del instrumento. Y después hace las tapas y las adosa a dicho cuerpo.

Para que el violín tenga un buen sonido, según el mismo artesano nos comenta, es preciso que la madera de la tapa, pese a sus curvaturas, tenga un grosor determinado, que evalúa con un calibre para que en todas sus partes sea de 3 milímetros y una décima. El desbastado, lijado y ensamblaje es una tarea que lleva mucho tiempo, y delicada, pues al menor error todo el trabajo habrá resultado en balde. También presenciamos el mimo con que colocaba una tirica de adorno junto al filo por toda la base.

Pero Ginés Marín, no solo construye sus propios violines, sino que asimismo también sabe interpretar composiciones con ellos; y además lo pone en práctica, pues forma parte del Coro Parroquial de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que dirige con acierto el docente León Jacinto Sánchez Sánchez, otro buen amigo. Coro que por su buen hacer, a veces es solicitado para actuar desde otros pueblos, como ocurrió el domingo 29 de julio, en que cantaron la misa en las fiestas de la vecina localidad de Gea y Truyols.

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