Nuestra Señora de la Soledad, en restauración.
La imagen de la Soledad, que desfila procesionalmente cada año en la Semana Santa alguaceña, está siendo objeto de un concienzudo trabajo de restauración en el acreditado taller de la familia Blázquez, sito a unos tres kilómetros de Moratalla.
Al desvestirla el pasado año, se vio que su estado era preocupante, llegándose a pensar que podría llegar a partirse por la mitad, pero tras un profundo estudio se descubrió que el peligro no era inmediato, pero sí a largo plazo, ya que la madera estaba en muy mal estado.
Tal situación movió a la camarera, doña
Rosario Meseguer de Martínez, y a su hija
María Elena, que comparte tan entrañable misión con su madre, a buscar un taller donde le aplicasen los cuidados necesarios. Finalmente se optó por el taller del escultor
Domingo Blázquez, que si bien en un principio trabajaba en solitario, actualmente lo hace rodeado por varios de sus hijos, habiendo adquirido cada uno de ellos una especialización particular.
Yolanda Blázquez restaura con mimo.A través de ambas mujeres y de mi “corresponsal” en Moratalla,
José Jesús Sánchez Martínez, he tenido puntual conocimiento de la marcha del proceso, y por las imágenes adjuntas se puede apreciar algunos momentos de la restauración.
María Elena Martínez Meseguer me decía hace unos días:
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Espero que éste año se la vea, al menos, como los anteriores años reluciente y hermosa, pues por nuestra parte se está haciendo todo lo que creemos mejor para que Nuestra Virgen de la Soledad, procesione el Viernes Santo y brille con luz propia, esperando que sea del agrado de todos.
Pero no todo consiste en la citada restauración de la imagen, pues asimismo, la corona, clavos y rosario que luce durante todo el año en su hornacina en la Iglesia, también están siendo tratados de nuevo, para que la plata brille como el primer día.
• Además de esto, lucirá vestimenta nueva.
• La puntilla de oro del manto procesional, ha sido cambiada.
• Se le está confeccionando un delantero nuevo en tela brocada con hilos de oro y plata, terminado con igual puntilla que el manto. Delantero que ha sido regalado por
Charo Aparicio, una excelente persona a la que tienen considerada como de la familia, pues les ayuda con la Virgen desde hace muchos años, y que hace mucho tiempo comentó que le gustaría regalar algo a Nuestra Señora, y éste ha sido el año.
• Un pañuelo para las manos nuevo, en chantillí.
• Y la corona de color oro que luce en las manos, será sustituida por otra de madera de espino, tratada y lacada.
No acaba ahí todo el afán de la
familia Martínez-Meseguer, pues dicen, que ahora les queda el trabajo más duro y difícil, y no menos importante. Se trata del trono sobre el que desfila, ya que, con cerca de 40 años, bien se merece una restauración... ó jubilación. Las camareras ya lo han hablado con la hermandad en varias ocasiones, y esperan que la Junta les apoye para que un buen día pueda llegar a ser realidad un trabajo a medida de la Virgen.
Cuánto me agrada poder escribir estas cosas sobre nuestra Semana Santa, pues no puedo hacer otra cosa que felicitarme por tener en Alguazas personas tan entrañables como las de esta familia, a quienes hace unos días, en una tarde fría y desapacible, tuve el placer de visitar en su domicilio, y a las que desde aquí envío un cariñoso abrazo.SOBRE LA FAMILIA DE ESCULTORES “BLÁZQUEZ”
Nos relata José Jesús Sánchez, que Domingo Blázquez “nació” escultor, pues desde muy pequeño dio muestras de ello trabajando el barro y la madera, haciendo sus primeros trabajos. Estudió en la antigua Escuela de Artes y Oficios, codeándose con otros escultores de hoy, siendo Sánchez Lozano uno de sus Maestros.
Fiel seguidor de la imaginería barroca, sus obras tienen cierta influencia salzillista. Tiene trabajos por distintos lugares de España y aquí, en nuestra Región, en Abarán, Cieza, Caravaca, Moratalla..., fundamentalmente imágenes religiosas.
De unos años acá, trabaja en familia junto con algunas de sus hijas -creo que tiene seis y un varón- que le están tomando el relevo y cuya formación les viene por la propia escuela paterna.
Yolanda se dedica a la restauración –es la que está trabajando en la Virgen de Alguazas–
María del Mar prefiere la madera y
Raquel, el barro.
El taller familiar lo tienen en Moratalla, en una finca que poseen a las afueras, donde suelen trabajar las chicas. El padre, Domingo Blázquez, posee otro taller en la vecina localidad de Caravaca y él, últimamente, trabaja allí y es donde tiene esculturas de gran tamaño a modo de exposición permanente.