Peregrinos a Caravaca con la Virgen de la Arrixaca
Notas de una jornada histórica
Si normalmente madrugamos cada día, hoy lo hacemos con mayor motivo,
pues hemos de salir en peregrinación con la sagrada imagen de la Virgen de la
Arrixaca en dirección a Caravaca de la Cruz.
Para gozar con mayor intensidad de las vivencias de la jornada, hemos
decido hacer el viaje en uno de los autocares que, desde la ciudad de Murcia,
nos llevarán hasta la de la Santísima y Vera Cruz. Otros partirán desde Cieza, Blanca,
Ricote, Ojós, y lugares más lejanos en la Comunidad Valenciana, como Elche,
Villena, etc.
Nuestro punto de partida particular está situado en la Plaza Circular
de Murcia, junto a la parroquia de los Padres Capuchinos, cuyos miembros
tendrán una destacada actuación en los actos a desarrollar. Nos acompaña
asimismo el Director del Colegio, P. Pedro-Enrique Rocamora.
Mari Carmen y yo hemos desayunado algo más temprano de lo habitual, y
a las ocho de la mañana ya estamos preparados para iniciar la jornada. Dudamos
entre coger el tranvía o acercarnos andando, pues al ser sábado la frecuencia
de viajes es más espaciada. Aunque finalmente nos decidimos por coger el
tranvía, algunas breves demoras por diversos motivos, lo hacen inviable, pues
cuando salimos a la puerta de casa tan solo faltan cuatro minutos para que pase
la siguiente expedición.
De modo que salimos caminando, mientras notamos un intenso fresco en
nuestras caras y manos. Los termómetros callejeros marcan 5 o seis grados, lo
que para Murcia es una temperatura más bien fría. Sin prisa pero sin pausa, nos
colocamos en el punto acordado a la nueve menos veinte, donde ya aguardaban
otras personas, y algunos de los miembros de la organización arrixaca.
Vemos por allí también a numerosos jóvenes del Colegio de Capuchinos,
los que forman el Coro parroquial, pues serán ellos quienes cantarán la misa.
Viajarán en otro autobús, con su director, y algunos padres.
Unos minutos antes de la hora fijada para la partida llega el autobús
de la empresa Mellizo, y procedemos a acomodarnos en él. A la vez cargamos el
palio que nos deja la parroquia para “cobijar” a la imagen en el recorrido por
las calles de la ciudad santa.
Cuando a las nueve nos decidimos a partir, observamos que faltan por
llegar algunos viajeros. No podemos esperar mucho, pues a las diez hemos de
estar en Caravaca. Concedemos cinco minutos de cortesía, y en el transcurso
llegan algunas mujeres, pero faltan más. Cuando son las nueve y diez, decidimos
emprender el viaje.
Mientras, en la iglesia de San Andrés – Santa María de la Arrixaca,
Paco Rocamora, Paco Vivo, Enrique Marhuenda y Basilio Piñero, acuden a recoger
la Imagen, acompañados por el Consiliario accidental y hermano arrixaco, Padre
Miguel, capuchino. La entrega la hace el Reverendo don Antonio Carbonero Arias,
párroco de dicha iglesia y Consiliario titular, que ha rehusado acompañarnos; y
recibe un documento firmado de conformidad, como la Hermandad lo tiene de uso y
costumbre.
En el coche habitual que conduce Mariano, nuestro hermano arrixaco, y
que espera a la puerta con el guión puesto, se introducen la Imagen de la
Arrixaca y algunos acompañantes. La comitiva parte, precedida de motoristas de
la Policía Municipal de Murcia, y escoltada detrás por otros tres coches.
Nosotros en el autobús vamos delante, con la intención de estar allí
cuando Ella llegue. En la rotonda que hay a la salida de la autovía, una
dotación de la Policía Municipal de Caravaca de la Cruz, espera a la Virgen
para abrirle paso por la Avda. de Granada. Nosotros continuamos la marcha, y sin
novedad, a las diez en punto llegamos al Templete. Todo está perfectamente
organizado, y hay aparcamientos libres para nosotros en la Avda. de los
Andenes. En ZAIAN entran algunos viajeros previsores, y poco después llegamos
al punto acordado, donde no esperan diversas autoridades civiles y religiosas.
Momentos después comparece también el Sr. Alcalde de la Ciudad, don José Moreno
Medina, y tras los saludos de rigor, recibimos a la Virgen, que no tarda en
llegar.
Finalmente, por la Calle Corredera nos dirigimos a la cercana Iglesia
de la Concepción. Porta la imagen nuestro particular amigo el reverendo don
Juan-Alfonso Breis Abellán, párroco de la misma, al que reconocen algunos de
los presentes, antiguos feligreses suyos en Ojós y Ricote.
A la puerta del templo recibe la imagen el reverendo Padre Lázaro, que
la lleva en sus manos y la coloca en el altar mayor. Allí dirigen unas palabras
el Hermano Mayor, José Antonio Melgares y el párroco don Juan-Alfonso Breis,
que al finalizar recibe un cuadro con la “Señora” representada en él, como
recuerdo de la visita. Allí se inicia el rezo del santo rosario, y salimos a la
calle, donde reciben la imagen el prior y algunos hermanos de la cercana
comunidad carmelita, que la portan hasta la puerta de su residencia.
Desde allí, son numerosas las personas que tienen la fortuna de trasladar
la imagen, muchas de ellas emocionadas y con lágrimas en los ojos. Siguiendo la
Calle Mayor, y con paradas en San José y convento de las Hermanas Descalzas, nos
dirigimos a la Iglesia Parroquial de San Salvador, donde a la puerta del tempo
nos esperan sus rectores. El recinto está casi lleno de fieles procedentes de
numerosos lugares, y entre ellos miembros de la Hermandad murciana del Cristo
de la Sangre, los conocidos popularmente por los “Coloraos”, con su Hermano
Mayor el frente.
Todos juntos emprendemos la subida al castillo-santuario, donde ya
esta instalado el altar. La imagen de la Arrixaca se coloca en su particular
trono, y también hay otra imagen de la Virgen procedente de Cieza.
Oficia la misa el Rector de la Basílica, don Emilio-Andrés Sánchez
Espín, y concelebra con otra docena larga de sacerdotes, de diversos lugares de
las comunidades de Murcia y Valencia. Canta el Coro de Capuchinos de Murcia.
Al inicio de la misa, el Hermano Mayor de los arrixacos pronuncia unas
palabras, de agradecimiento, explicación, y petición de la tan necesaria
lluvia. Tras la comunión, el mencionado coro cantó la Cantiga 169, que el Rey
Sabio, don Alfonso X, dedicara a nuestra Arrixaca.
Finalizada la ceremonia religiosa todos los presentes pasamos al
interior de la Basílica, para adorar y besar la reliquia de la Santa y Vera
Cruz.
Como la homilía fue breve, cosa que agradecieron muchos de los
presentes pues estaban a pleno sol, nos sobró algo de tiempo para concurrir al
acto previsto a continuación, cosa que aprovechamos para pasear por algunas
calles de la ciudad, comprar recuerdos y degustar algunas tapas y bebidas.
A las dos en punto, en el Salón de Plenos de la Casa Ayuntamiento,
recibió a la directiva y otros arrixacos, el señor Alcalde de la Ciudad, que
tuvo la deferencia de entregar un ejemplar de la bandera municipal, para que
sea colocada en San Andrés, en la Capilla Privativa de de Nuestra Señora; junto
a las otras banderas municipales que allí se conservan. Los arrixacos le
entregamos algunos obsequios, y agradecimos su atención, y las de los demás
ediles que estaban presentes en el acto.
Así, sin más dilación, nos dirigimos a los “Salones Castillo”, donde a
las dos y media estaba prevista la comida de mediodía.
Nuestra Señora había quedado en el Castillo-Santuario, en la capilla privativa
de la Santa Cruz, donde permaneció hasta las cinco de la tarde, en que volvimos
a recogerla. Antes de la partida tuvimos el placer de firmar en el “Libro de
Honor” de la Cofradía de la Cruz. La Hermana Mayor, doña Elisa-María
Giménez-Girón Marín, intercambió obsequios de recuerdo con los arrixacos.
Poco quedaba ya que hacer. La venerada imagen de Nuestra Señora,
volvió a los Salones Castillo, para despedir a sus peregrinos, y escoltada de
nuevo por la Policía Local de Caravaca de la Cruz, hasta la salida de la
Ciudad, todos emprendimos de nuevo el regreso a la ciudad de Murcia. En el
autobús recibimos como valioso recuerdo la credencial de peregrino.
Ha sido una
jornada histórica, para recordar siempre, con nuestro corazón rebosante de
felicidad por haber permitido Nuestro Señor, y su Bendita Madre, que pudiésemos
disfrutarla.
Luis Lisón Hernández
Vice Hermano Mayor de
la Hermandad.
Murcia y Caravaca de la Cruz,
sábado, 18 de noviembre de 2017.
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