Al presidir la Misa esta mañana en la Basílica de San Pedro en la 50
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, en la que ordenó a diez nuevos
sacerdotes, el Papa Francisco les exhortó a que “sean pastores, no
funcionarios. Sean mediadores, no intermediarios”.
“Conscientes de haber sido elegidos entre los hombres y constituidos
en favor de ellos para cuidar las cosas de Dios, ejerzan con alegría y caridad
sincera la obra sacerdotal de Cristo, con el único anhelo de gustar a Dios y a
no a ustedes mismos”, les pidió el Papa.
El Santo Padre indicó que “entre todos sus discípulos, el Señor Jesús
quiere elegir algunos en particular para que, ejerciendo públicamente en la
Iglesia en su nombre el oficio sacerdotal en favor de todos los hombres,
continúen su personal misión de maestro, sacerdote y pastor”.
“Así como en efecto, para ello Él había sido enviado por el Padre, del
mismo modo Él envió a su vez al mundo, primero a los apóstoles y luego a los
obispos y sus sucesores, a los cuales, en fin, se dio como colaboradores a los
presbíteros, que –unidos a ellos en el ministerio sacerdotal – están llamados
al servicio del pueblo de Dios”.
Francisco señaló que “después de madura reflexión y oración, ahora
estamos por elevar al orden de los presbíteros a estos hermanos nuestros, para
que al servicio de Cristo, Maestro, Sacerdote y Pastor, cooperen en la
edificación del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia como pueblo de Dios y Templo
Santo del Espíritu Santo”.
"Ellos serán configurados en Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, es
decir que serán consagrados como verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento y
con este título que los une en el sacerdocio a su obispo, serán predicadores
del Evangelio, pastores del Pueblo de Dios y presidirán las acciones de culto,
especialmente en la celebración del sacrificio del Señor”.
El Papa les pidió a los sacerdotes, “hermanos e hijos amadísimos, que
están por ser promovidos al orden del presbiterado”, que “consideren que
ejerciendo el ministerio de la Sagrada Doctrina serán partícipes de la misión
de Cristo, único Maestro”.
El Santo Padre les indicó que “dispensen a todos aquella Palabra de
Dios que ustedes mismos han recibido con alegría”.
“Recuerden a sus mamás, abuelitas, catequistas, que les dieron la
Palabra de Dios, la fe, este don de la fe que les transmitieron”.
El Papa también les dijo que “lean y mediten asiduamente la Palabra
del Señor, para creer lo que han leído, para enseñar lo que aprendieron en la
fe, vivir lo que han enseñado”.
“Recuerden también que la Palabra de Dios no es propiedad de ustedes:
es Palabra de Dios. Y la Iglesia es la que custodia la Palabra de Dios”.
“Que la doctrina de ustedes sea alimento para el Pueblo de Dios;
alegría y sostén a los fieles de Cristo el perfume de vuestra vida, para que
con su palabra y su ejemplo ustedes edifiquen la casa de Dios, que es la
Iglesia”, pidió el Papa.
Francisco señaló a los presbíteros recién ordenados que “ustedes
continuarán la obra santificadora de Cristo”.
“Reconozcan pues lo que hacen. Imiten lo que celebren, para que
participando en el misterio de la muerte y resurrección del Señor, lleven la
muerte de Cristo en sus miembros y caminen con Él en novedad de vida”.
El Santo Padre les indicó que “con el Bautismo agregarán nuevos fieles
al Pueblo de Dios. Con el Sacramento de la Penitencia remitirán los pecados en
nombre de Cristo y de la Iglesia: hoy les pido en nombre de Cristo y de la
Iglesia, por favor, no se cansen de ser misericordiosos”.
“Con el óleo santo darán alivio a los enfermos y también a los
ancianos: no se avergüencen de dar ternura a los ancianos… Celebrando los
sagrados ritos y elevando sus oraciones de alabanza y súplica durante las
distintas horas del día, ustedes se harán voz del Pueblo de Dios y de la
humanidad entera”.
Francisco señaló que “participando en la misión de Cristo, Cabeza y
Pastor, en comunión filial con su obispo, comprométanse en unir a sus fieles en
una única familia para conducirlos a Dios Padre por medio de Cristo en el
Espíritu Santo”.
“Tengan
siempre ante sus ojos el ejemplo del Buen Pastor, que no ha venido para ser
servido, sino para servir y para tratar de salvar lo que estaba perdido”,
concluyó. [Fuente: ACI/EWTN
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