Nuestro buen amigo Aquilino López Jiménez, fue nombrado ayer noche por
la Peña “El Molinico Alguaceño”, como “Huertano del Año” 2014, en un sencillo
acto celebrado dentro del “XIX Festival Nacional de Folclore Villa de Alguazas”.
Aquilino, que recibió este nombre por su abuelo materno, nació en Molina
de Segura el año 1934, fruto del matrimonio formado por José López Imperial (
†
24-II-1996) y Ascensión Jiménez († 12-V-1989).
Muy pronto la familia se trasladó a nuestra Villa, donde regentaron un
horno de pan cocer que pronto contó con una nutrida clientela. En este pueblo
nacieron dos de sus cuatro hijos, Gabriel y José María.
Es decir, que desde sus primeros años Aquilino estuvo trabajando en el
horno-panadería familiar en unas largas y agotadoras jornadas, que supusieron,
como consecuencia, disponer de una holgada posición económica.
Por haber nacido, y vivido, durante muchos años en las cercanías del
citado horno, tuve desde siempre mucha relación y amistad con esta familia,
donde Ascensión era una pieza clave, no solo por su laboriosidad y sencillez,
sino porque era de un trato exquisito y lleno de dulzura. José, su esposo, era
una persona más seria, pero así lo requería el trabajo y la larga prole, pues
de lo contrario todo se hubiese podido ir al traste. En sus ratos libre, sobre
todo a partir de que los hijos pudiesen llevar adelante la empresa, solía
frecuentar la amistad y compañía de mi padrino de bautismo, el comerciante
Enrique Verdú Albert.
Ascensión falleció en mayo de 1989, y José le sobrevivió casi siete
años.
Mi madre, que solía amasar en casa, llevaba el pan a cocer al horno
“del Panza”, o “de Imperial”, pues de ambas formas se le conocía en el pueblo.
Colocaba los panes sobre una tabla, y luego, los transportaba sobre su cabeza
hasta el Callejón de la Tercia, para que los cociesen. Pero antes había
necesitado que le proporcionasen la creciente necesaria para poder amasar. Cuando
dejó de amasar, por comodidad, adquiríamos el pan en el mismo establecimiento.
Recuerdo que con frecuencia, a primera hora de la mañana, me enviaba a por una
porción de masa, medio kilo o un kilo, con la cual hacía tortas fritas para
desayunar.
Al no contar con hijas que le ayudasen en las tareas de la casa,
Ascensión buscó ayuda en la persona de Ángeles Tello, más conocida por Ángeles
“la Cazurra”, viuda ya de Antonio Cánovas, y con una hija, Antonia, nacida el
cuatro de enero de 1938, que no tardó en seguir los pasos de su progenitora.
Ese cercano y diario trato entre Antonia Cánovas Tello y Aquilino López
Jiménez, forjó una buena amistad, que no tardó en fructificar en algo más
profundo. El matrimonio se celebró en la parroquia de San Onofre el 25 de
agosto de 1963, y de este enlace surgieron, que yo recuerde, Ascensión (1964),
José (1967), y María Ángeles (1972).
Desde hace muchos años la Peña “El Molinico” siempre me adelantó la
noticia del nombramiento, pero en esta ocasión no fue así, y la grata sorpresa la
recibí cuando acudí para asistir al evento.
A la entrega
del galardón estuvo presente el Alcalde de Alguazas, José Antonio Fernández
Lladó, que resaltó algunas de las virtudes que adornan a nuestro homenajeado.
Aquilino pronunció unas palabras de agradecimiento, en las que resaltó su larga
vida de trabajo, una intensa relación con la Peña “El Molinico”, y el
emocionado recuerdo para sus padres, esposa, hijos y otros familiares ya
desaparecidos.
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