Tras unos días de vacaciones,
Mirador de Alguazas vuelve a la labor informativa y de análisis de los diversos aspectos que han movido el interés de su responsable de edición. Y retomamos la actividad notificando algunos aspectos de la Semana Santa que acaba de finalizar.
El sábado
27 de marzo, salía de la parroquia de San Francisco (PP. Capuchinos) una reciente procesión en la que es característica singular la manera de colocar la imagen del Cristo, dada la poca altura de las puertas del templo. Problema que se soluciona gracias a unas cuerdas que lo izan primero para colocarlo en posición vertical, y después lo dejan caer para asentarlo en el trono.
El
Domingo de Ramos, 28 de marzo, salió en Alguazas la
Procesión de las Palmas, tras finalizar la misa de 10:30 celebrada en la Ermita de Nuestra Señora del Carmen, con una participación más numerosa que en ediciones anteriores, sobre todo gracias a la brillante idea de vestir de hebreos a los niños de catequesis, y más pequeños aún, a lo que se sumaron sus catequistas. Era un gozo contemplarlos a todos ellos más tarde, sentados en el presbiterio del templo de San Onofre, con un comportamiento casi ejemplar, pese al tiempo que duró la celebración de la Misa Mayor.
Como en ocasiones anteriores, nuestro párroco cabalgó a imitación del Divino Maestro a lomos de un burro, pues según me comentaron la burrica empleada otras veces nos había abandonado para siempre. Burro un tato arisco y asustadizo, lo que hizo prácticamente imposible obtener una buena instantánea, ya que se precisaron varias personas para dominar al cuadrúpedo.
Abría la comitiva la sección de los Armaos, y cerraba el cortejo otra de las prestigiosas bandas de tambores y cornetas de la localidad, inmediatamente después de la presidencia oficial.
Esa misma tarde-noche salió desde la iglesia de San Pedro, de Murcia, la procesión del
Santísimo Cristo de la Esperanza, en uno de cuyos pasos, el “de la Burrica” participan desde muy pequeños mis dos hijos, con el aval que en su día les concedió don
Antonio Meseguer Montoya, desaparecido recientemente.
En la mañana de
Jueves Santo presenciamos durante un par de horas en la Ermita de la Purísima, en Alguazas, el arreglo de la imagen recién restaurada de Nuestra Señora de la Soledad. Labor que llevó a cabo la camarera,
María Elena Martínez Meseguer, ayudada eficazmente por su amiga
Charo Aparicio, bajo la atenta mirada de
Rosario Meseguer y de su esposo
Joaquín Martínez.
María Elena pasaba sin solución de continuidad del enfado a la alegría, según se desarrollaban las tareas, y con frecuencia hablaba con la Imagen, como si nadie estuviese escuchándola. Entre mis notas, esta frase que pronunció en un determinado momento:
-
¡Hija mía! ¡Qué guapa vas a salir este año! ¡Por Dios…!Y en verdad que desfiló preciosa en la noche de Viernes Santo. Aunque debo decir, que tanto el trono en que desfila la Soledad, como el del Cristo Yacente, están en muy mal estado. Y los artistas que se ocupan del adorno floral han de realizar verdaderos juegos malabares para que nada de ello sea observado por los espectadores. Otra cosa que necesita también el trono del Yacente, es que la batería que sirve para la iluminación de sus faroles, se coloque debajo del trono, pues es una queja más que me manifestó el encargado de su arreglo floral en la mañana del Viernes Santo.
Dicho
viernes por la mañana, presenciamos desde varios puntos del recorrido la procesión denominada “la Carrera”, por su largo trayecto. Fue una mañana preciosa, con un sol radiante y pegajoso.
El benjamín de los Pinar.Este pequeño nazareno, de solo mes y medio de edad, parece que ha sucumbido al esfuerzo, y descansa impasible pese al atronador sonido de tambores y cornetas que desfilan a su lado. Pero el Cronista quería dejar constancia de su presencia, para que cuando pasen los años le sirva de emocionado recuerdo.
Participaron todas las bandas de tambores y cornetas de la Villa, la de los Armaos, una de Elche y otra de Alicante, y una banda de música que no pudimos reconocer su procedencia.
A los oficios de Jueves y Viernes Santo, asistimos este año a los que, con sumo gusto y solemnidad se oficiaron en la iglesia de San Pablo, frente a Centrofama.
El Ángel Servita pasa por las Cuatro Esquinas.Por la noche acudimos en Murcia a las procesiones que salen desde San Miguel y San Bartolomé, pues entre los estantes que portan el paso del Ángel Servita, figura mi hijo Néstor.
Finalmente el
Domingo de Resurrección, tuvimos ocasión de ver un poco la Procesión del Resucitado, que parte cada año desde la iglesia de Santa Eulalia. En el balcón principal del Palacio Episcopal, estaba el Obispo de la Diócesis, don
José Manuel Lorca Planes, acompañado por el Vicario General don
Miguel Ángel Cárceles, y el Secretario particular de dicho Sr. Obispo.
Acabamos aquí esta breve crónica de la Semana Santa, deseándoles
¡Felices Pascuas!