El Pecado Original hoy
Mi estimado amigo el profesor José Arredondo Fernández, ha sentido
desde que se reconoce, una inquietud personal por profundizar en el
conocimiento de este dogma que la Iglesia Católica mantiene desde hace siglos,
y de cuyo estudio y análisis se han ocupado muchas personas, entre las que
podríamos citar a san Agustín por su antigüedad y lejanía a nosotros.
En esa ardua tarea se embarcó hace unos años, quizá demasiados,
buceando en la amplia y selecta bibliografía que ha podido reunir, y, al igual
que la Virgen María, meditando todas estas cosas en su corazón.
Ahora, cuando la jubilación le sonríe y ha dispuesto de más tiempo
para dedicarse a ello, ha logrado culminar un meritorio trabajo, que ha dado a
la imprenta para hacer llegar a las personas interesadas en el tema, los
razonamientos y conclusiones a los que ha llegado, tras el intenso trabajo,
aunque, como bien dice, “es el Magisterio de la Iglesia el que tiene la última
palabra en esta materia”.
Gracias a nuestro personal amigo y laborioso librero murciano, Diego
Marín, un cuidado libro ha visto la luz para deleite de los interesados y
satisfacción íntima del señor Arredondo. El volumen, que sobrepasa las 400
páginas, lleva un índice extenso y completísimo, que nos dirige sin apenas
obstáculos a aquella materia particular que nos interese. El tipo de letra y el
interlineado permiten una lectura cómoda, sin que para ello debamos esforzar o
cansar nuestra vista.
La presentación del libro, cuyo título completo es El pecado
original hoy. Un análisis filosófico, teológico y científico, tuvo lugar
ayer tarde, a las 19:30 horas, en la popular librería que lleva el nombre de su
dueño, sita en la calle de la Merced. Allí nos reunimos un selecto grupo de
amigos, para escuchar en propias palabras del autor una breve síntesis del
contenido de la obra. Exposición breve, aunque rigurosa, dejando en el ambiente
numerosas interrogantes, que, lógicamente, se pueden desvelar leyendo este
minucioso tratado.
Entre los presentes, su querida esposa María Sánchez, asimismo profesora, y su
hija Esther, ya en feliz estado de buena esperanza. En el ambiente también
estaba su hijo, pues por trabajar en California no se pudo desplazar, aunque
suponemos que le habría gustado mucho.
Nos decía
Pepe, que con la publicación de esta obra – crítica, analítica, de
investigación e instructiva –, había cerrado uno de los capítulos personales de
su vida; pero nosotros le contestamos, que debía ser solo el principio de una
nueva etapa, ya que aún tiene muchas cosas sabrosas que ofrecernos.
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